Apertura 40 años del IDEC. Palabras de Beatriz Hernández S.

El IDEC: recordando sus inicios
Desde la mirada tecnológica, los conceptos de tecnología racional, sistematizada a pie de obra, puestos en práctica junto con los de racionalismo constructivo, coordinación modular, normalización y estandarización de los componentes, buscaba la disminución de los costos de producción para propugnar hacia el beneficio de mejores construcciones, disminuyendo los costos de fabricación a través de una política dirigida a impulsar la industria nacional. Estas fueron, entre otras, la motivación de los arquitectos Henrique Hernández, Alfredo Cilento y Carlos Becerra, concretados en el Taller de Diseño en Avance del Banco Obrero, “el semillero” de muchos de los conceptos ideales desarrollados para la vivienda de bajo costo– entre 1959 y 1974.

A partir de entonces, acompañados por otro grupo de profesionales exitosos como los ingenieros José Adolfo Peña, Carlos Díaz Porta y los arquitectos Carmen Yánez y Alfredo Roffé surgió la fuerza para la creación del IDEC, tomando relevancia el carácter experimental de la Facultad de Arquitectura y urbanismo que coincidía con el propósito central de dirigir el Instituto hacia la experimentación en la innovación tecnológica para la construcción.

En ese momento se buscaba la conexión entre las investigaciones y sus resultados, aunando los esfuerzos del Estado y sus desarrollos edilicios con las posibilidades de crecimiento de una industria necesitada de innovaciones apropiadas al país. En otras palabras, se buscaba materializar y transferir propuestas innovadoras de componentes constructivos a la industria de materiales y componentes que se producían en el país y cuya finalidad básica era ofrecer estos productos para la producción de viviendas formales o autoconstruidas por sus propios habitantes, o en otros casos en edificaciones de carácter educativo, médico asistenciales o con fines experimentales. Esta orientación guardaba estrecha relación con los planteamientos de racionalidad, modulación, industrialización y construcción masiva, propios de los desarrollos tecnológicos industrializados generados en el país a mediados del siglo XX.

Una trayectoria de 40 años
Hoy, al celebrar la génesis fundacional del instituto recordamos cuando en 2005, al cumplir 30 años se propuso una discusión entre el cuerpo académico del instituto que cristalizó en un Plan Estratégico cuyo objetivo más general expresa que el IDEC debe “Contribuir al desarrollo tecnológico de la construcción, bajo criterios de pertinencia, sostenibilidad y responsabilidad social”, y esto ocurre después de tres décadas de exploración y práctica de proyectos interdisciplinarios que vincularon la arquitectura con la ingeniería, la sociología y otras disciplinas como la medicina. No es casual que esto se haya dado entonces, cuando las lógicas de las prácticas de estudio maduraban las exigencias de cada una de las áreas de investigación creadas en el IDEC y que aún se mantienen: el desarrollo experimental de la construcción, la habitabilidad y la economía.

Fue así como comprendimos que la tecnología constituye un cúmulo de experiencias desarrolladas por la humanidad en su condición social, y cómo ésta puede ser analizada como un hecho integral ya que al dar respuesta a las necesidades del hombre, la tecnología implica trabajo, capital y equipos, que la propia sociedad debe decidir cuándo usar, para quién, cómo ubicar su producto, quién se beneficia de ella y a quién perjudica.

Asumimos entonces que la tecnología es una expresión cultural que contempla variables de orden económico, variables de orden político y variables sociales, que, desde la perspectiva del arquitecto, la tecnología conduce a la necesidad de analizar los problemas con criterios humanos, arquitectónicos, constructivos, ambientales, económicos, sociales, etc., sin escapar del diseño ni del hecho social, ya que diseñamos para el habitar.

Esto último nos recuerda que la actividad del diseño arquitectónico obliga, ante todo, a una reflexión inicial que nos permita acceder a las soluciones de los problemas en armonía con un entorno dinámico y cambiante, cualquiera sea el objeto de diseño. Y es así cómo se debería pensar que la arquitectura, la innovación y el desarrollo tecnológico llevan intrínseco un fundamento antropocéntrico, dado que el hombre es el principal actor y beneficiario de ese proceso.

Hoy, diez años después de aquella discusión compleja, hemos avanzado porque asumimos que las grandes urgencias sociales y la irrupción progresiva de nuevos paradigmas –como el de la sostenibilidad– apremian la formulación de mecanismos y estrategias que permitan asimilar la producción local con los avances tecnológicos. Pero, más allá de ello, se requiere comprender que la sociedad debe ser incorporada a estas estrategias, para lo cual es necesaria una plataforma de encuentro para los diversos intentos de concertación.

El IDEC: sus retos
La ya larga trayectoria del IDEC incluye el debate acerca del impacto ambiental de las acciones humanas que deriva en la discusión acerca de la sostenibilidad, concepto ampliamente utilizado y definido más como cualidad del desarrollo que como proceso propiamente, se confronta a las grandes demandas de energía que solicita la construcción tradicional. Frente a este desafío se quiere proponer una visión distinta que permita establecer la relación entre tecnología para la construcción y un habitar sostenible que exige a los diseñadores y planificadores adoptar criterios que superen ciertas prácticas como el excesivo consumo de energía, la generación de grandes cantidades de desechos, el escaso reciclaje de materiales en las edificaciones, la contaminación ambiental, la contaminación sónica, etc.

Pero aquí no culmina el reto. En lo académico las investigaciones toman otro norte, se flexibilizan frente a desafíos como la incertidumbre, la multidimensionalidad, la transdisciplinariedad, la diversidad cultural, encontrándonos con una tecnología formal que requiere re-interpretarse y re-significarse frente a múltiples realidades que se vinculan al habitar de la ciudad informal, lo que ha abierto cauce a un amplio abanico de preguntas, de cuestionamientos y dudas, sabiendo que no todas tendrán respuesta; un proceso en el cual se persigue que la relación entre naturaleza y sociedad constituya un encuentro equilibrado y sostenible.

El IDEC – sus Alianzas
Ante el panorama antes descrito, hoy las alianzas son imprescindibles. En el mundo actual se multiplican distintos comportamientos sociales e individuales en todas las dimensiones del quehacer humano; comportamientos que, creativamente, ya sea en lo valorativo, en lo económico, en lo político, en lo artístico, en lo cultural o en lo científico se confrontan frente a otras concepciones para dialogar y transformarse.

Ya no existen verdades absolutas. La verdad se mueve en la compleja multidimensionalidad que se construye por la interacción de criterios y la intersubjetividad necesaria para lograr acuerdos, reconocimientos y divergencias en la construcción de nuevos significados. Este es el camino que nos abre la UCV con sus programas diversos de investigación, docencia y extensión.

Con esta necesidad de alianzas nos encontramos hoy en el IDEC. Conjuntamente con toda la FAU, el programa que se ha desarrollado para la celebración de este cuadragésimo aniversario es expresión de ello.

Valorar el conocimiento desde la diversidad, conjuntamente con la celebración del cuadragésimo aniversario de la Fundación Fondo Andrés Bello y el ofrecimiento de sus zonas rentales desde la universidad a la ciudad, para convertirlas en un laboratorio sostenible, abre la posibilidad de llevar a cabo investigaciones de la mano del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH), en un ámbito multidisciplinario para atender problemas ambientales, sociotécnicos y socioeconómicos como se desprenderá de la conferencia que seguidamente presentará el arquitecto Frank Marcano sobre “Las zonas rentales de la UCV: un laboratorio de la sostenibilidad”.

La programación que continuará en el mes de junio es producto de otra alianza que se materializa en el proyecto ganador del concurso Sub-sede del Banco Central en Guayana del Arq. Domingo Acosta investigador del IDEC, en coautoría con el Arq. Miguel Acosta, también profesor de esta facultad, un proyecto que acumula investigación en materia de ambiente y sostenibilidad que se materializa en la total armonía del diseño hacia el entorno de ciudad Guayana.

Y para cerrar la programación, en el mes de octubre el Arq. Alfredo Cilento presentará una disertación sobre la irrupción de la tecnología frente a los retos que tiempos como los actuales se propugna. También para ese cierre hemos trabado alianzas importantes en lo académico con la embajada de Estados Unidos y en lo dinámico social con la empresa Backroom Caracas y el apoyo de la Alcaldía de Chacao, en un esfuerzo de colaboración que nos permite tener como invitado al Dr. Joseph Tainter de la Universidad de UTAH, quien con su vasta experiencia en trabajos de campo como antropólogo e historiador trae un planteamiento esperanzador respecto de la sostenibilidad de las ciudades.

Todo esto en un marco de actividades que propicia la discusión y reflexión con la comunidad académica así como con amigos de esta casa, junto a la energía que más nos motiva, la de los estudiantes que dan vida al lema de este evento –“construir la sostenibilidad”– con un maratón de diseño, la calidad de los profesores de esta facultad unidos – Escuela e Instituto de Urbanismo – en esta celebración, así como todo el equipo administrativo e sus distintas instancias, y de la mano con los Coordinadores docencia, investigación y extensión para concretar la realización de este evento.

Para concluir, tomo unas palabras del poeta Gonzalo José Batha (1972), que nos enfrenta con nuestra cantera del conocimiento –la universidad– y la realidad que envuelve nuestras vidas:

Baldosas Narcotizadas
“Anoche,
en televisión vi gente
comer y revolver basura.

Luego, una publicidad
de teléfonos celulares
para que estemos
siempre comunicados.

Al fin de transmisión,
una guerra en el Medio Oriente
seguida por la noticia
de tres fabulosos muñecos de cera
que dos estrellas de Hollywood
y su pequeña hija
tienen en Londres hoy.

A la mañana
desperté temprano
como siempre.

Tomé mi desayuno

Quizá
todo sea producto de leer
a Pierre Bourdieu;
pero me preocupa este asunto
del conocimiento embaldosado,
puntos de vista estériles
y la sensación anestesiada
de convertirme
poco a poco
en esta hoja de papel”.

Que nuestras valoraciones académicas no marginen las necesidades que nos identifican como sujetos del siglo XXI en una sociedad convulsa, compleja y diversa.

A TODOS, MUCHAS GRACIAS

Tomado del BOLETIN SEMANAL DE NOTICIAS IDEC POSITIVO, Boletín Digital del IDEC-FAU-UCV. No. 95. 27 de abril de 2015