La Arquitectura, actividad profesional que se planifica en función de coyunturas económicas, temporales y espaciales, se diferencia del campo de acción de otros profesionales como ingenieros, calculistas, estructurales y constructores.
La fría planificación contrasta con una necesaria sensibilidad artística, mediante una fusión única de los tres principios básicos de la arquitectura: belleza, función y estabilidad. Esto representa el principal reto de profesionales con sentido de clase que persiguen el perfeccionamiento ético que coordine las relaciones entre clientes, arquitectos y constructores. Los postulados planteados son una garantía a favor de las partes y, consecuentemente, benefician a la sociedad en su conjunto, incluyendo barrios, ciudades, países y el mundo. Estos factores sentaron la necesidad de un colegio profesional independiente de otras ramas.
La memoria histórica del Colegio de Arquitectos Núcleo de Pichincha (CAE-P) nos lleva a 1962, año en el que un grupo de arquitectos y egresados de la Escuela de Arquitectura se reunieron en la Casa de la Cultura para formar un Colegio Profesional de Arquitectos. Hasta ese entonces, los arquitectos como gremio profesional formaban parte de la Sociedad de Ingenieros y Arquitectos.
La principal inquietud de los miembros fundadores fue el crear un espacio de acción para el ejercicio profesional, que con fundamento y visión pueda representar institucionalmente al gremio. Inicialmente planteado como un Pacto de Caballeros, paso luego a ser respaldado por la Ley, constituyéndose en una entidad jurídica reconocida en el país.
Su primer Directorio nombró al Arq. Jaime Dávalos como presidente de 1962 a 1964 y como secretario al Arq. Milton Barragán. Se elaboró un cuadro de comisiones de trabajo voluntario y planteamientos enmarcados en un espíritu de respeto, amistad y responsabilidad. El CAE-P fue el primer cuerpo colegiado que se constituyó en el Ecuador.
En pocos meses, el recién formado CAE formo su estructura definitiva de organismo profesional con leyes, reglamentos y un Código de Honor, adecuados a las necesidades de funcionamiento y brindando un respaldo a todos los arquitectos y propiciando un acercamiento a los núcleos de otras provincias.
En años posteriores a 1962, continuando el ejemplo del CAE, otros gremios profesionales como Economía, Medicina, Leyes e Ingenierías establecieron legalmente sus instituciones colegiadas.
Desde su origen, la institución se denominó Colegio de Arquitectos del Ecuador, y su directorio convocó y coordinó con los arquitectos de Guayaquil y Cuenca la constitución de los nuevos núcleos e incorporación de nuevos miembros en Guayas y Azuay, proceso que duro hasta 1975.
En ese entonces se acordaron un aporte económico obligatorio de los socios y se coordinó con el Municipio el aporte del 1/1000 por concepto de aprobación de planos. Estos recursos fueron generando la visión futura de un recurso económico propio y la proyección del edificio de la Sede Administrativa, inaugurado el 14 de marzo de 1981, con proyecto del Arq. Fernando Jaramillo y construcción del Arq. Oswaldo de la Torre.
Con el fin de respaldar las actividades de los profesionales y la propiedad intelectual, el Colegio organiza permanentemente cursos de especialización, conferencias de destacados arquitectos nacionales y extranjeros, concursos y exposiciones, lo que le significó el reconocimiento del Colegio como referente cultural del país.
El Colegio ha mantenido una buena relación con las diferentes instituciones públicas y privadas y se ha convertido en el principal asesor en el campo de la arquitectura y urbanismo, atendiendo diferentes problemáticas de la ciudad y el país. Muchos profesionales miembros del colegio participan activamente en importantes decisiones del convivir de la ciudad y su opinión es respetada como institución gracias al permanente espacio generado en diferentes medios de comunicación.
Fuente: http://www.cae.org.ec/cgi-bin/wd/?pg=324
Fotografías sede CAE-P: Arq. Jesús Yépez / noviembre 2011