Encontrar los mecanismos para la gestión adecuada del suelo y con ello desarrollar ciudades sostenibles se ha convertido en el común denominador en el impulso de políticas, leyes e instrumentos de planificación en Centroamérica.
Sin embargo, pese a que estos esfuerzos se vienen gestando desde hace más de una década, los alcances han sido limitados, reflejo de ello son las ciudades centroamericanas cuya configuración son urbes de gran superficie y baja densidad de población, con un creciente proceso migratorio desde el centro hacia las periferias.
Una investigación liderada por el arquitecto salvadoreño Carlos Ferrufino, experto en Planificación Urbana y conferencista del XIV Congreso Internacional de Arquitectura 2019, recoge evidencia de cinco planes formulados en la región en los últimos 15 años: el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Guatemala; el Plan Quinquenal de Desarrollo (PQD) de El Salvador; el Plan de Desarrollo Territorial del Área Metropolitana de San Salvador (PDT-AMSS); el Plan de Desarrollo Municipal con enfoque de Ordenamiento Territorial (PDM-OT) de Puerto Cortés y el Plan de la Gran Área Metropolitana (GAM) de San José. Este examina además cómo los profesionales de la planificación han abordado el tema suelo, sus logros y limitaciones.
Los hallazgos muestran que si bien la gestión del suelo es parte integral de los planes analizados, su efectiva implementación enfrenta diversos desafíos. Por un lado, existe una tenue conexión con las estrategias de desarrollo económico, atracción de inversiones y competitividad.
Por otra parte, la organización del campo de la planificación, incluyendo sus regulaciones y organizaciones, sigue siendo insuficiente a pesar del apoyo de organismos multilaterales y de cooperación.
Asimismo, no se ha logrado construir una gobernanza territorial democrática que promueva la participación de municipalidades y agentes no estatales, particularmente la población.
Algunos ejemplos de ello, ocurren en Guatemala que plantea una experiencia exitosa de formulación, aprobación e implementación de su Plan de Ordenamiento Territorial con principios neo urbanistas pero restringido a un único municipio; en El Salvador, el Plan de Desarrollo Territorial del Área Metropolitana de San Salvador fue preparado por la Oficina de Planificación del Área Metropolitana de San Salvador después de 25 años de experiencia de control territorial y planificación y de ejercicios fallidos desde el nivel nacional.
Otra semejanza en los países centroamericanos es la dificultad para abordar desde la escala municipal los procesos territoriales más complejos y estructurales: inversión, movilidad, medio ambiente, etc.
“Este proyecto se interesa por reconocer la forma en la que a lo largo de estos años se ha estructurado el campo de la planificación en la región a partir del análisis de los agentes que participan en el mismo, sus relaciones, recursos y reglas del juego, con un interés particular en el papel de los profesionales de la planificación que muy frecuentemente provienen de la arquitectura. Estas experiencias de planificación tienen en común haber sido motivadas por la ocurrencia de grandes desastres, enmarcarse en el proceso regional de integración y alinearse con las agendas globales de sostenibilidad”, señaló el Arq. Ferrufino.
Guatemala, Costa Rica y El Salvador figuran dentro de la lista de los 15 países con mayor riesgo de una catástrofe tras un evento natural extremo. Esta realidad ha impulsado una nueva fase en la práctica de la planificación territorial.
El estudio de los casos de planificación territorial en Centroamérica pone en evidencia cuatro dilemas críticos para la disciplina y los profesionales: la relación entre Estado y Mercado y las disputas sobre el espacio; los conflictos recurrentes al interior del Estado; la competencia entre ideas, enfoques y formaciones, dentro de los que la arquitectura juega un papel relevante y finalmente, la planificación como espacio de relacionamiento entre políticos, profesionales, empresarios, colectivos y habitantes.
De acuerdo con el experto, el estudio de las prácticas de planificación en la región permite valorar el papel de los profesionales, sus márgenes de maniobra, alianzas e ideas en pos del interés colectivo y el bien común.
“La consolidación de nuevas relaciones entre planificadores, tomadores de decisión y otros agentes; la construcción de conocimiento y la gradual acumulación de experiencias prácticas, abren oportunidades para que la gestión del suelo se convierta en una nueva arena de definición de lo territorial y de la sostenibilidad en Centroamérica”, agregó.
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