Coordinación del Postgrado FAU-UCV y Sector de Historia y Crítica de la Arquitectura. 23 de noviembre de 2011. Palabras de J. J. Pérez Rancel, Coordinador de los postgrados del SHCA.
El seis de febrero de 1778, el rey Luis XVI firmó con los independentistas de Estados Unidos, un tratado de comercio y alianza. Al año siguiente les envió una expedición naval con tropas para apoyarlos en su guerra de liberación contra Inglaterra. Esta flota, en la que se alistaron numerosos jóvenes oficiales de la nobleza francesa ilustrada, apoyó desde Nueva York a la armada organizada por George Washington y a la que operaba en el Sur norteamericano bajo el mando del Conde Gilbert de Lafayette. Juntas lograron la capitulación de Yorktown, episodio decisivo para la independencia de Estados Unidos. Ese mismo año 1779, España había firmado también con Francia un Tratado de Alianza, para enfrentar a Inglaterra en Gibraltar y en sus posesiones del Caribe. Con ese fin, en plena guerra por la independencia estadounidense, se organizó una invasión a Jamaica y otras posesiones británicas en el Caribe, defendidas por una flota de la cual era oficial entonces el futuro almirante Horatio Nelson. Aquella flota francesa partió de Boston en 1783, con el plan de apostarse en un puerto seguro y bien protegido frente a las Antillas, desconocido por los ingleses, para desde allí esperar refuerzos de la flota española, dirigida por José Solano y Bote. Ese puerto era Puerto Cabello, en donde Solano había dirigido años antes levantamientos cartográficos y de fortificaciones. En los últimos días de enero de 1783, comenzó el espectáculo de ver llegar a nuestra ensenada portuaria, once barcos de guerra, nueve fragatas, seis barcos de carga militar y un bergantín, que conformaban nueve regimientos con 4500 soldados franceses que recién habían ayudado a independizar a los Estados Unidos. El Gobernador y Capitán General Manuel González ordenó que se recibiera y ayudara en todas sus necesidades a los oficiales y soldados franceses, lo cual derivó en una serie de episodios de la crónica colonial que hasta hace pocos años ha sido casi absolutamente desconocido por los venezolanos.
Podriamos abundar en los detalles siguientes y contextuales de aquella visita, faltando cinco meses para que naciera el hijo del noble criollo Juan Vicente Bolívar y Concepción Palacios, en una Caracas recién liberada para el comercio luego de la suspensión de operaciones de la Compañía Guipuzcoana y en la cual circulaban ya los libros franceses prohibidos por esa España que hacía pactos con Francia. Libros rebeldes que vinieron no sólo en las bodegas de las naves guipuzcoanas, sino en los baúles de aquellos oficiales franceses, veteranos ya en la aplicación de aquellas ideas en el Nuevo Mundo.
Pero no es este el sitio para continuar la anécdota (divulgada en 1991 por el Prof. Carlos Duarte), sino para entender su significado para nuestra Historia y su relación con la historia de nuestra arquitectura. ¿Cuántos de nosotros habían escuchado de esa visita? ¿Cuánta información fascinante esconde todavía nuestra historia por escribir? ¿Qué consecuencias tuvo para nuestra arquitectura, nuestra urbanística o nuestra Historia la presencia de 4500 soldados franceses entre los principales puertos de aquella Venezuela?¿Cuántos personajes y hechos nos faltan por relacionar con la arquitectura que hasta ahora hemos conocido y estudiado insuficientemente? ¿Cómo agregar nuevos datos a los edificios ya restaurados, mediante la revisión de las fuentes originales? ¿Cuántos Magister hacen falta para seguir escudriñando las lagunas de nuestra arquitectura y salvaguardando los nuevos patrimonios que se registren? ¿Cómo darse abasto para valorizar y preservar tanto patrimonio condenado a la demolición o a la albañilería de intervenciones arbitrarias? A esas tareas nos hemos dedicado con ilusión (y pocos fondos), quienes participamos en los postgrados de Conservación y Restauración de Monumentos y de Historia de la Arquitectura y del Urbanismo, del Sector de Historia y Crítica. A las tareas de desentrañar personajes y edificaciones olvidadas por la historiografía del setecientos o del primer novecientos; de descifrar las huellas dejadas por ingenieros ochocentistas que proyectaron e hicieron nuestra arquitectura, de abordar críticamente temas descuidados de la historia de la arquitectura nacional y latinoamericana. O bien a continuar y perfeccionar la obra iniciada por el Prof. Gasparini de restauración de nuestra sobreviviente arquitectura colonial, o a aprender en estas aulas a aplicar en casos reales los métodos de la casi sexagenaria Conservación Integral o la relectura suspicaz de nuestra historiografia con nuevas herramientas y más crítica. Nos dedicamos al mismo tiempo a valorizar el patrimonio cultural edificado y a reconstruir su historia.
En su Conferencia Inaugural del 14 de abril de 2003 para ambas Maestrias, la Profesora Marta Vallmitjana, entonces Coordinadora de Postgrado de esta Facultad, resaltaba «la enorme pertinencia de los temas de interés que se investigan en el Sector de Historia y Crítica de la Arquitectura -es decir, cómo se aborda el patrimonio construido desde la historia, la conservación y la restauración, los instrumentos metodológicos-, el alcance del programa de postgrado y (…) la importancia de este proyecto académico, no sólo para la formación de los arquitectos, sino también para otros profesionales (y) en especial para los que están en el campo de la planificación urbana, entendida ésta como acción pública».
Destacaba la Prof. Vallmitjana el esfuerzo de estos cursos en integrar los estudios de postgrado con las líneas de investigación existentes -y otras líneas pendientes- en el área de Historia de la Arquitectura y también del Urbanismo, «fortaleciendo los lazos que unen a (…) los contenidos temáticos» de los dos principales cursos de postgrado impulsados desde el Sector, a través de la integración de conocimientos de tal manera que «se definen claramente las líneas de asignaturas comunes, las compartidas y las específicas de cada maestría».
De ese mismo modo, el espíritu de la integralidad que nos legó la Carta de Venecia, se oficializaba en nuestros cursos, pioneros en el país en esas áreas, para calificar a profesionales que debieran haberse insertado en equipos interdisciplinarios que tomasen decisiones urbanísticas y sobre el patrimonio construido en nuestro territorio. Y esa calificación así inyectada en la sensibilidad de los diversos profesionales cursantes, debería haber sido uno de los instrumentos para «pensar, reflexionar, profundizar sobre su propia disciplina», en términos históricos y críticos, además de contribuir con alto nivel científico a salvaguardar y preservar la cultura nacional, materializada en el patrimonio arquitectónico y urbano y en los documentos que sobre ellos heredamos.
Aquel objetivo ha sido cumplido en gran parte -a pesar de las limitaciones que obstaculizan a la UCV- con aquella calificación sembrada en las disímiles sensibilidades que han asistido a nuestros cursos, desde el de Especialización fundado por el Prof. Rudolph Moreno, hasta nuestras dos Maestrías, pioneras en su tipo en Venezuela y América Latina, y hasta en Europa. En estos cursos se ha delineado cada vez más nítidamente el objeto específico de estudio y los métodos complementarios y alternativos para abordarlo. A pesar de esos logros -como se lamentaba la profesora Vallmitjana en 2003-, a escala nacional «todavía se encuentran urbanistas y arquitectos y otros profesionales afines, que realizan intervenciones con la soberbia que suele dar la ignorancia, al margen del rigor necesario que estas actuaciones exigen».
Sin embargo, el balance es optimista y cada vez más emergen de estas aulas de la UCV profesionales de diversas disciplinas intersectadas con la arquitectura, capaces de identificar y apreciar las preexistencias arquitectónicas, ubicándolas histórica y culturalmente en su justo valor. Esta evolución de las dos importantes Maestrías para formar investigadores, ha sido posible gracias a la constancia y al compromiso, con un alto sentido universitario, de los profesores Manuel López Villa y Luis Guillermo Marcano, protagonistas fundamentales de la larga trayectoria que el Sector tiene en la «formación de recursos humanos de alto nivel» y en la creación de conocimientos, que es la finalidad principal de la Universidad.
El Profesor MANUEL LÓPEZ VILLA, luego de aportar sustancialmente entre 1967 y 1969 al proceso de Renovación Universitaria surgido de los Talleres de Composición de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, obtuvo el título de Arquitecto en 1972. Desde 1974 comenzó a dictar Historia de la Arquitectura aquí mismo. Desde entonces ha realizado investigaciones determinantes para nuestra historiografía arquitectónica como «Arquitectura nacional, científica y de masas», publicada parcialmente en la revista PUNTO de la FAU (1979). En 1983 fue Cursante del Centro Internacional de Estudios de Arquitectura Andrea Palladio, en Vicenza, de donde surgió la investigación «Andrea Palladio y la crítica», presentada como Trabajo de Ascenso a Asociado en 1984, luego de obtener con ella en 1983 el Doctorado en Teoría e Historia de la Arquitectura de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Complutense de Madrid, o «La Arquitectura del Banco Obrero», filón investigativo abierto por el Prof. López desde 1987 con múltiples ramificaciones aún por indagar. Ha sido Coordinador del Sector de Estudios Generales de la Escuela de Arquitectura y diseñador del Plan curricular para su transformación en Sector de Historia y Crítica de la Arquitectura entre 1984 y 1987, dirigiendo su reestructuración a través de las áreas fundamentales de la actividad académica universitaria: Docencia, Investigación y Extensión. Fundador en 1991 y Coordinador entre 1991 y 2000 de la Maestría en Historia de la Arquitectura y del Urbanismo, alcanzando en 1994 el escalafón como Profesor Titular. Ha sido profesor de varias materias y tutor de innumerables Trabajos de Grado para esa Maestría hasta el presente y para ella ha fundado las Cátedras de Taller de Crítica Arquitectónica y especialmente la de Historiografia de la Arquitectura, única en los estudios de postgrado en las facultades de Arquitectura en Venezuela y una de las primeras en América Latina desde finales del siglo XX. Promotor y Coordinador en 1987 del Comité de la FAU para la conmemoración del Centenario del nacimiento de Le Corbusier, es autor de ensayos, monografías y artículos en revistas nacionales y extranjeras sobre la arquitectura nacional y moderna en Venezuela y su valor patrimonial, y sobre la arquitectura moderna internacional. En 1995 obtuvo el Premio Bienal de la Asociación de Profesores de la UCV al Libro de Texto Universitario, publicado en 2003 por el CDCH-UCV: el primer y principal Manual de Historia de la Arquitectura universal, americana y venezolana, hecho por un venezolano. La UCV le otorgó la Condecoración José María Vargas en el año 2000 por su trayectoria universitaria. Ha sido Asesor de organismos nacionales de vivienda, a partir de sus investigaciones pioneras sobre la arquitectura de la vivienda obrera en Venezuela y sus políticas públicas y Conferencista invitado en congresos nacionales y extranjeros de Historia y de Crítica Arquitectónica y del patrimonio arquitectónico moderno. Es Profesor invitado en universidades nacionales (LUZ, ULA, UNET, etc.) y en la Universidad Complutense de Madrid, y ha clasificado repetidamente como Investigador de alto Nivel en los diversos Programas de Promoción del Investigador de los organismos de educación superior desde 1994.
El Profesor LUIS GUILLERMO MARCANO RADAELLI es Arquitecto de nuestra Facultad también desde 1972. Desde 1981 es profesor de la Cátedra de Historia de la Arquitectura, con orientación hacia la Historia de la Arquitectura Venezolana y en Arqueología Social desde 1982. Especialista desde 1985 en Restauración de Monumentos, con diploma obtenido en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de La Sapienza, de Roma. Entre 1985 y 1987 fue Coordinador del Área Docencia del Sector de Historia y Crítica de la Arquitectura y en 1988 Coordinó la Comisión de adaptación curricular del Curso de Especialización en Restauración de Monumentos fundado y dirigido desde 1985 por el Prof. Rudolph Moreno, para su conversión en Maestría en Conservación y Restauración de Monumentos, de la cual pasó a ser el Coordinador (sin interrupciones importantes) hasta el presente año 2011. Simultáneamente, entre 1999 y 2011, se encargó de la coordinación académica de la Maestría en Historia de la Arquitectura y del Urbanismo. Fundador de varias cátedras de postgrado, entre ellas Historia y Teoría de la Restauración, Centros Históricos, Legislación y Patrimonio, etc. Entre 1992 y 1996 fue representante de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo en el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico-UCV, encargado de la Coordinación de la Comisión evaluadora de Proyectos de Investigación. Es Profesor regular invitado del Instituto de Restauración de la Facultad de Arquitectura, Universidad de Florencia, desde 1994. En la década de 1990 recibió del Gobierno Nacional la Orden al Mérito en el Trabajo en su Segunda Clase y el Premio Internacional Reina Sofía de España en Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural. Sus escritos han sido publicados en varios libros y artículos arbitrados y ha presentado numerosas ponencias en Congresos en Venezuela y el Caribe. En el ejercicio privado, ha sido Director fundador del Grupo de Conservación Urbana Urbis (1991-2008), desde donde ha dirigido la restauración de numerosísimas edificaciones patrimoniales en todo el país y la investigación de decenas de centros históricos, itinerarios culturales y sitios arqueológicos en Venezuela. El profesor Marcano diseñó y coordinó el emblemático proyecto de Restauración integral del Congreso Nacional, pionero y ejemplo en la restauración científica moderna en Venezuela. Ha sido Asesor de diversos organismos nacionales e internacionales para la valoración patrimonial de edificaciones de los períodos colonial, republicano y moderno y en la organización de cursos de extensión para formar a funcionarios publicos, habitantes y usuarios en la apreciación y preservación del patrimono cultural. Desde 1985 ha sido Asesor de la UCV para la definición de los términos de conservación y restauración de la Ciudad Universitaria, al tiempo que ha producido sus investigaciones sobre la forma, el espacio y la tecnología de la vivienda tradicional venezolana.
En esta fecha en que una nueva cohorte de nuestras Maestrías ha recibido su título, la Coordinación del Postgrado de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y el Sector de Historia y Crítica de la Arquitectura, le rendimos nuestro reconocimiento y agradecimiento a estos dos ilustres y meritorios profesores por sus contribuciones invaluables a los fines esenciales de la Universidad Central de Venezuela: el descubrimiento permanente de nuestra historia a través de la investigación y la crítica creativa, la formación rigurosamente científica y ética de profesionales de alto nivel, y sus aportes a la cultura y a la arquitectura venezolana.
Caracas, UCV, 23 de noviembre de 2011.
Foto: Edificio FAU-UCV. Foto: Mario Peñaloza. Tomada de http://www.fau.ucv.ve/ingreso.htm
Excelente, PROFESORES son magníficos, nunca terminaré de darles las gracias por aportarnos todo de si en la Maestría, para ellos mis mas sinceras felicitaciones, por este reconocimiento. mas que bien merecido. gracias por todo lo aportaron en mi vida.