Actuar en el presente pensando en el futuro. Por César García Urbano Taylor

Desarrollar nuestra vida, tomando como base que ningún recurso es infinito, que nuestro paso por la Tierra es fugaz y debemos promover el consumo racional de recursos, preservando el Planeta; es practicar la filosofía de la sostenibilidad.

Hemos notado, mientras investigábamos un poco acerca del tema que no reúne; la relación innegable entre sociedad, altos niveles de desarrollo cultural y su sostenibilidad. Es decir, a mayor educación, incentivos y consciencia ciudadana; encontramos comunidades organizadas, ecológicas y viviendo un presente sano, con tendencia constante al aprovechamiento sensato y respetuoso de cualquier recurso; resguardando el derecho a la viabilidad de la Vida de las generaciones futuras.

Sin embargo, lamentablemente, con menores niveles de educación e indiferencia por la Vida armónica, entendida como concepto universal, ecológico y no individual; se evidencia un aprovechamiento hostil, egoísta y muy tóxico de los recursos.

La transitoriedad, finitud y fugacidad de nuestra existencia es orgullosa e indolente ante la incomprensión de su cortísima temporalidad. Dañamos en muy poco tiempo lo que a la Tierra llevó millones de años construir para nuestro bienestar y lo hacemos bajo la inadecuada creencia de la “comodidad”, “el progreso” y el “desarrollo”.

Existen métodos eficientes destinados a reducir costos en todos los sentidos. Reciclar, aprovechar el clima, las ventajas constructivas, térmicas y de conductibilidad de cientos de materiales naturales y artificiales; aunque principalmente tiene un origen económico, nos va acercando a la clarísima esencia de nuestra propia supervivencia. Mientras menos impacto al medioambiente, mas vida, mas tiempo ganamos.

Los inmuebles donde se simplifica el lapso de construcción; se aprovechan al máximo los recursos, disminuyendo el consumo residual de electricidad, agua, alteración del suelo, manejo de los desechos y aplicación de materiales no contaminantes, serán la tendencia obligatoria en el porvenir inmediato. Si queremos sobrevivir, como consumidores, tenemos que exigirlo.

Arquitectos, constructores e ingenieros deberán inventar tecnologías, facilitando la cohesión entre las culturas y el medioambiente para alcanzar niveles satisfactorios en la calidad de vida presente, sin afectar la futura. Es ésta la visión inmobiliaria de la sostenibilidad.

Metal o concreto; madera o compuestos; vidrio o sintéticos; energía solar, hídrica, de combustibles fósiles, nuclear, sangre o eólica, entre muchas fórmulas y sus infinitas combinaciones. Unas deberán incentivarse y otras desecharse… Antes que la conquista del océano o el espacio sideral para garantizar nuestra existencia; debemos corregir nuestro rumbo y restaurar a éste abusado hábitat, aplicando conocimiento en la configuración de sistemas de edificación y funcionalidad lógicamente naturales e inherentes a la existencia humana misma.

Mi muy personal criterio es la lógica de la preservación de lo que tenemos; el rescate de los daños causados dentro del fanatismo de la artificialidad e implantar una consciencia de consumo para el desarrollo de viviendas que, desde el despertar, nos permitan redescubrir la esencia misma del ser humano en equilibrio con su propia naturaleza interior y exterior.

 

César García Urbano Taylor
Abogado. Universidad Católica Andrés Bello (1999). Corredor Certificado por la Cámara Inmobiliaria de Venezuela (2000-2001). Especialización en Derecho Corporativo. Universidad Metropolitana (2007). Diplomado en Historia de Venezuela, UNIMET (2009). Diplomado en Estudios Latinoamericanos, UNIMET (2010). Diplomado en Dirección de Empresas Constructoras e Inmobiliarias UCAB (2009-2010). Maestría en Gerencia, Dirección y Gestión de Empresas Constructoras e Inmobiliarias. Universidad Politécnica de Madrid. Mención Sobresaliente (2009-2010).
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