Contra la guerra, comunas

La ciudad es el hecho cultural más importante luego del lenguaje. Es el espacio de los ciudadanos y el centro de la lucha de clases. La ruralidad pertenece al pasado. Cada ciudad tiene su campo, o para decirlo de manera más amplia, una naturaleza que la rodea y le da sustento, le abre posibilidades productivas y también de esparcimiento. El campo como alternativa de vida (“la casa de la pradera”) es la idealización del viejo sueño burgués de salir de la ciudad a descansar en sus propiedades rurales.

Las comunas son las nuevas formas de producción a desarrollar en el territorio de la gente. Es, en mi opinión, el verdadero socialismo. Pero, no lograrán ser productivas, en la escala que la sociedad requiere, mientras estén dedicadas, cada una por su lado, a una multiplicidad de asuntos. No entender esto es obviar el carácter complejo y sistémico de la ciudad y de la economía. Peor aún, las condena al conformismo de la pequeña producción artesanal. No es el trueque lo que necesitamos sino un sistema eficaz de producción y administración.

Este sistema de organización popular (una red que vaya, como una gigantesca telaraña…), supone tres niveles:
Los consejos comunales en los asuntos particulares del vecindario: la comunicación, las movilizaciones, el trabajo social y de blindaje, la habilitación urbana.
La comuna, como federación de consejos comunales vecinos (un barrio o más), con un parlamento comunal, que debería ser de libre nombramiento y remoción en cualquier momento. Hace seguimiento a todo lo anterior y construye su catastro. De sus potencialidades monta y opera empresas productivas.
La ciudad comunal, a partir de la confederación de comunas. Asume el control de los medios de producción de la ciudad y su campo, la distribución y el mercado, el manejo de los servicios.

Estas ciudades comunales (y son más de 900), junto a los distritos motores del desarrollo y a los territorios federales estratégicos, conformarían los nuevos poderes territoriales del Estado socialista. Que es único e indivisible.

Arq. José Manuel Rodríguez
jmrr44@hotmail.com