Una exposición itinerante que recorre todo el continente y un libro dan cuenta del legado de quien es considerado uno de los artistas plásticos venezolanos más prolíficos, con una carrera que se paseó por la pintura, la escultura, el grabado, la cerámica, los murales y la tapicería
Caracas, abril de 2015. A un año de la desaparición física del maestro Oswaldo Vigas son varias las actividades que adelanta la fundación que lleva su nombre, en aras de promover su invaluable legado. Comandada por Janine, su esposa, y Lorenzo, su hijo, desde su creación esta institución se dio a la tarea difundir la vida y obra de un artista que se mantuvo en una permanente búsqueda y experimentación de lenguajes y recursos plásticos; que fue capaz de evolucionar y plantear un nuevo lenguaje pictórico, convirtiéndose en un referente del arte venezolano y latinoamericano en el mundo.
“Oswaldo Vigas 1943-2013”, muestra compuesta por 70 pinturas y 6 esculturas que, bajo la curaduría de Bélgica Rodríguez representa una importante selección del trabajo del Maestro desde sus inicios hasta el 2013, recorre el continente desde el año pasado. La exposición arrancó en el Museo de Arte Contemporáneo de Lima, hasta marzo se exhibió en el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile, para continuar su periplo en los espacios del Museo de Arte Moderno de la capital colombiana. De allí partirá a Sao Paulo, Río de Janeiro, Ciudad de Panamá, México DF y algunas ciudades de Estados Unidos.
Hasta el pasado 6 de marzo el salón expositor Ascaso, en Wynwood, Miami, acogió una extraordinaria exhibición de cuadros titulada “Vigas Informalista, París 1959-1964”, que recoge la obra desarrollada por el pintor durante esos años en la capital francesa. Un testimonio visual, acompañado por textos de especialistas de gran renombre como el estadounidense Marek Bartelik y Álvaro Medina de Colombia y la brasilera Lisbeth Rebollo será condensado en un libro de quinientas páginas que promete ser una radiografía exhaustiva del quehacer del extraordinario artista. Lorenzo Vigas, realizó un largometraje basado en la vida de su padre; la historia parte de una pieza desaparecida que pintó el Maestro cuando era penas un adolescente. Por su parte el periodista y escritor venezolano José Pulido, quien se ocupó de recopilar parte de la vida del también médico y muralista, prepara otro libro cuyas páginas serán una remembranza al ganador del Premio Nacional de Artes Plásticas.
«Moriré con un pincel en la mano», dijo en una oportunidad Oswaldo Vigas y así fue. Hasta el último de sus días el Maestro pintó con el mismo ímpetu de siempre, ese que descubrió sin querer cuando apenas era un adolescente y lo llevó a ganarse el Premio a la Mejor Ilustración en 1942, por un poemario acompañado por dibujos que luego expondría en el Ateneo de Valencia, su ciudad natal, con tan solo 16 años. Desde entonces su lenguaje fue el mismo: “El estilo Vigas lo descubres viendo mis obras, todos mis cuadros se parecen y todos son distintos”, acotaría meses antes de su partida.
Considerado uno de los artistas plásticos venezolanos más reconocidos del país y en el extranjero; fue pionero del arte latinoamericano junto a artistas como Szyszlo, Lam, Matta, Tamayo o Guayasamín. Su obra, realizada entre Francia y Venezuela, es una síntesis original entre las raíces culturales de Latinoamérica y las actuales corrientes plásticas de la modernidad. Ello se expresa mediante imágenes de carácter cosmogónico que remiten tanto a la naturaleza (elementos minerales, vegetales y animales) como a la figura femenina, que vincula míticamente a la tierra y al origen de la vida.
Su extensa carrera le permitió abarcar la pintura, la escultura, el grabado, la cerámica, el muralismo y la tapicería; sus obras se exhibieron en más de cien exposiciones individuales y otras muchas representaciones en numerosas colectivas, bienales y salones de renombre internacional. Durante su trayectoria fue merecedor, entre muchas reconocimientos, del Premio Nacional de Artes Plásticas de Venezuela, el Premio de la Gulf Caribbean Art Exhibition del Museo de Houston, Texas, y del Gran Premio de Arte Contemporáneo S.A.S. Prince Rainier III de Mónaco. En 1993 recibe la Médaille Vermeil de la Ville de Paris. En 2008 es nombrado Artista Consagrado por la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA), y Francia lo hace merecedor de la máxima distinción de Commandeur de l’Ordre des Arts et des Lettres. Desde el año 2012 es Miembro de Mérito de la Fundación Carlos III de España.
Oswaldo Vigas – Breve biografía
Oswaldo Vigas nace el 4 de agosto de 1923 en Valencia, estado Carabobo, Venezuela, y desde muy joven muestra interés por el arte. En 1942 obtiene su primer reconocimiento con el Premio a la Mejor Ilustración en el Primer Salón de Poemas Ilustrados, Ateneo de Valencia, y un año después gana la Medalla de Honor en el Primer Salón Arturo Michelena, uno de los espacios más importantes de la confrontación artística en el país. En 1945 ingresa en la Facultad de Medicina, Universidad de los Andes, Mérida, estudios que culmina en la Universidad Central de Venezuela, Caracas, en 1951, pero que ejercerá por muy poco tiempo. Para 1949 se incorpora al grupo de artistas e intelectuales que conforman el Taller Libre de Arte de Caracas donde funda, junto con el pintor Alirio Oramas, la revista Taller. En compañía de algunos colegas artistas y amigos del Taller Libre de Arte, visita al pintor Armando Reverón.
1952 es uno de los años decisivos en su vida. En esta fecha recibe el Premio Nacional de las Artes Plásticas y el Premio John Boulton en el XIII Salón Oficial Anual de Arte Venezolano organizado por el Museo de Bellas Artes de Caracas y obtiene el Premio Arturo Michelena en el X Salón Ateneo de Valencia. Vigas cobra notoriedad después de la exposición Oswaldo Vigas: Retrospectiva 1946-1952 llevada a cabo en el Museo Bellas Artes, muy comentada y discutida en los medios locales debido a la controversia que produce su serie Las brujas. Esta encendida discusión acerca de su trabajo lo convierte en el artista plástico más polémico de ese momento en Venezuela. A finales de ese año se instala en París e ingresa en L’Ecole des Beaux Arts, donde asiste a los talleres de grabado y litografía de Marcel Jaudon y de Stanley William Hayter, además de realizar cursos libres en La Sorbona.
Su vida en Francia
Estando en Francia es invitado a participar con cinco murales en el Proyecto de Integración de las Artes que concibe el arquitecto Carlos Raúl Villanueva con motivo de la construcción de la Ciudad Universitaria de Caracas, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad (2000) por la UNESCO. Esto marca un momento muy importante en el arte a nivel nacional, pues en este proyecto intervienen artistas venezolanos e internacionales del renombre de Fernand Léger, Victor Vassarely, Jean Arp, Antoine Pevsner, Baltasar Lobo y Alexander Calder, entre otros.
Desde 1953 a 1957 concurre a numerosas colectivas a nivel internacional. En 1953 asiste a la II Bienal de São Paulo, Brasil, y en Francia al IX Salon de Mai, Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris, Salon Réalités Nouvelles y Donner à voir., entre los artistas invitados figuraron: Jean Arp, Chagall, Dayez, Delvaux, Giacometti, Gilioli, Lam, Laurens, Magritte, Manessier, Mathieu, Matisse, Matta, Max Ernst, Riopelle, Schneider, Singier, etc.
Se sigue presentando en el Salón los años siguientes hasta 1957 donde participa del homenaje a Brancusi en el “XIII Salón de Mai”, junto a Bryen, Leonor Fini, Herbin, Rebeyrolle, Tapies, etc. En 1961 vuelve al “XVII Salón de Mai” esta vez junto a Francis Bacon, Enrico Baj, Capogrossi, Charchoune, Marta Colvin, Agustín Fernández, Sam Francis, Hundertwasser, Ipousteguy, John Levée, André Masson, John Mitchell, Louise Nevelson, Irving Petlin, Pettoruti, Antonio Saura, Tajiri, Tamayo, Mark Tobey, Zañartu, Zao Wou-ki, etc.
En agosto de 1955 Oswaldo Vigas tiene la oportunidad de conocer a Pablo Picasso en su casa «La Cali¬fornie» en Cannes, presentado por su amigo el pianista venezolano Humberto Castillo Suárez, muy cercano al Maestro.
Junto con un grupo de críticos franceses, en particular Jean-Clarence Lambert, Raoul-Jean Moulin y José Augusto França, y un comité organizador integrado por Agustín Cárdenas, Wifredo Lam y Roberto Matta organiza la primera exposición del Arte Latinoamericano en París en 1962.
En esa ciudad bullente de principios de los años 60, epicentro de la movida plástica mundial, convergían en los cafés diferentes artistas latinoamericanos. Se gestaban tertulias en el barrio latino en las que Oswaldo Vigas estrechó relaciones con Wifredo Lam, Roberto Matta, Antonio Berni, Agustín Cárdenas, Fernando de Szyszlo y muchos otros artistas latinoamericanos.
Vigas en Latinoamérica
En 1964 Vigas regresa a Venezuela con Janine, su esposa, y fija su residencia en la ciudad de Mérida. Al año siguiente es nombrado Director de Cultura de la Universidad de Los Andes y donde continúa produciendo su obra pictórica. En 1956 acude a la Bienal Internacional de Pintura y Grabado Palacio de Bellas Artes, México DF. En 1966 participa de la exposición internacional Grabadores latinoamericanos, Montevideo, Uruguay. En 1970 regresa con su familia a Caracas y promueve la creación del grupo de artistas Presencia 70. En 1971 es nombrado Director de la División de Artes del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA), cargo al que renunciará un año después por desacuerdo con el Presidente del Organismo. En 1975 participa en Veinte pintores latinoamericanos, Galería Siglo XX, Quito, Ecuador, donde comparte entre otros con Fernando de Szyszlo, y en Panorama de la pintura venezolana, 113 obras de los siglos XIX y XX, Casa de Las Américas, La Habana, Cuba. En 1977 muestra Oswaldo Vigas, imagen de una identidad expresiva, Museo de Arte Italiano de Lima, Perú. En 1978 Vigas y Szyszlo exponen de nuevo con motivo del aniversario de la Galería Forum en Lima. En 1980 acude a la II Bienal Iberoamericana de Arte, Dibujo y Grabado, Instituto Cultural Pedro Domecq, México. Ese mismo año es invitado por el Taller de Artistas Gráficos Asociados (TAGA) a participar en una colectiva itinerante por Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Nicaragua y Perú.
En 1986 es convidado por el Presidente Belisario Betancur, quien reúne a los principales artistas latinoamericanos para la apertura del Museo de Santa Marta. Allí se reencuentra con sus colegas Fernando de Szyszlo, Alejandro Obregón y Oswaldo Viteri. Ese mismo año participa en Pintores contemporáneos, Galería Acquavella, Caracas, y en el Certamen Internacional de Artes Plásticas, Ancón, Perú. En 1992 es invitado al XXVI Premio Internacional de Arte Contemporáneo de Monte Carlo, donde por unanimidad le otorgan el Gran Premio Prince Rainier, que recibe de manos de la princesa Carolina de Mónaco. Repite esta visita en 1995.
En 2012 Oswaldo Vigas es elegido como representante de su país natal para el Bicentenario de la Constitución del Tribunal Supremo del Reino de España, al que fueron invitados artistas representantes de todos los países iberoamericanos.
Oswaldo Vigas participa en subastas de Grandes Maestros del Arte Latinoamericano celebradas en las famosas casas SOTHEBY´S y CHRISTIE´S de Nueva York, donde se ve un notable incremento en el valor de las obras vendidas. Una demostración más de la fuerte penetración en los mercados internacionales del maestro Vigas.
Vigas siguió ejerciendo su actividad plástica sin cesar hasta el día de su muerte, acaecida el 22 de abril de 2014. En la actualidad, la Fundación Oswaldo Vigas, creada en vida del maestro, trabaja en la edición de una publicación antológica que recoge gran parte de su prolífica producción.
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