Premio Entre Rayas 2018 a la Trayectoria Profesional
Arquitecto Jesús Yépez Editor de la Revista Entre Rayas y demás integrantes del eficiente equipo de trabajo de la única revista venezolana dedicada a divulgar la Arquitectura como hecho cultural.
Distinguidos amigos de la Organización Expocenter, organizador de Construya Vivienda, el salón de la construcción de Venezuela.
Reconocidas firmas participantes en Construya Vivienda 2018, que nos hacen cercanas y presentes sus tecnologías y productos de avanzada para nuestros proyectos, obras y remodelaciones.
Apreciados Colegas distinguidos en este acto con el Premio Entre Rayas a la Trayectoria Profesional en sus diferentes categorías.
Muy apreciados colegas. Amigas y amigos todos:
Agradezco altamente a Jesús Yépez y su equipo la distinción de este importante Premio a la Trayectoria Profesional, oportunidad que me permite compartir con ustedes algunos espacios de éste largo camino profesional, durante el cual he tratado muchas veces de detectar las huellas dejadas por mis profesores y colegas, para descubrir y construir mi propio camino, no para recorrerlo solo, egoístamente, sino para invitar a otros a recorrerlo juntos, en el ejercicio profesional, en la docencia, en el servicio público, en el gremio, y especialmente en la construcción de una sociedad en democracia y en libertad. Años de búsqueda y encuentro; de divergencias y coincidencias. Y valiosa oportunidad de reflexión sobre los valores que fundamentan nuestra vocación de servicio con competencia profesional y honestidad, que afiance una conciencia social como ámbito necesario para la promoción de la dignidad de la persona, su vocación y el bien común de toda la sociedad. En otras palabras con ética personal y social.
Un camino que se enraíza en mis años de adolescencia al oír hablar a mi abuelita Malaussena de su esposo el arquitecto francés Antonio Malaussena, y sus proyectos en Venezuela, principalmente el Teatro Municipal de Valencia y en el Campo de Carabobo y la remodelación de la Casa Natal del Libertador, conjuntamente con el Ing. Vicente Lecuna. No conocí a mi abuelo, murió muy tempranamente. Y luego mi contacto más cercano y frecuente con mi tío materno el Arq. Luis Malaussena y sus referencias a sus estudios de arquitectura en Paris. Allí entabló una larga y fraterna amistad con Carlos Raúl Villanueva, con quien compartió en el Ministerio de Obras Públicas los programas de edificaciones educacionales y públicas en toda Venezuela, así como el Concurso Ganador para el Pabellón de Venezuela en la Feria Internacional de Paris en 1937.
Terminados mis estudios de bachillerato en el Colegio La Salle, la Universidad Central estaba cerrada por razones políticas y empecé a trabajar como dibujante en la oficina de Malaussena en la obra del Circulo Militar desarrollando planos y detalles, ya que tenía buen conocimiento del dibujo técnico, bajo la inmediata supervisión del arquitecto alemán Klaus P. Jebens. Pocos años después, en su misma oficina, trabajé como adjunto del Arq. Klaus Heufer, en la construcción y supervisión del Hotel Maracay y en el diseño del Salón Venezuela del Circulo Militar.
Esta interesante y dinámica etapa me formó no sólo en diseño sino igualmente en el día a día de las obras y reforzó mi vocación a los estudios de arquitectura, entrando a principios de 1953 a la Escuela de Arquitectura de la UCV, de la cual egresé en julio de 1957, en la primera promoción egresada del nuevo Edificio de Arquitectura en la Ciudad Universitaria, inicio de una larga trayectoria y de un compromiso vital. Un grupo de graduandos de la FAU obtuvimos ese año el Premio Ex-aquo Presidente de la República de Brasil en la Bienal de Sao Pablo. Ese mismo año llegue a la docencia de la mano de Carlos Raúl Villanueva y Julio Volante.
En esta Facultad, forjaron caminos a muchos estudiantes Profesores como por el Maestro Carlos Raúl Villanueva y los arquitectos Malaussena, Ossot, Sanabria, Julián Ferris, Víctor Fossi, Oscar Carpio, Martin Vegas, José Miguel Galia, Volante, Fuenmayor, Tobito, Celis, González Almeida, y otros apreciados profesores como el artista y humanista Charles Ventrillón, y un grupo de competentes ingenieros. Todos dejaron profunda estela en nuestras vidas personales y profesionales. Les precedieron en la Facultad un esforzado grupo de jóvenes profesores que se entregaron vivencialmente a la docencia y al ejercicio profesional, como: Jimmy Alcock, Jesús y Oscar Tenreiro, Fruto Vivas, Gustavo Legórburu, Bernardo Borges, Guido Bermúdez Enriquez, y yo mismo en el Taller 4 y nuevas generaciones como Pablo Lasala, Joel Sanz, Carlos Gómez de Llarena, Julio Coll, Edwing Otero, Beltrán Alfaro, y otros muy valiosos, que no marcan un espíritu de simple continuidad, sino una incansable búsqueda de experiencias y propuestas docentes… Algunos de ellos ya transitaron este camino y descansan en paz. A ellos nuestra cercanía y agradecimiento.
En el campo de la docencia actualmente soy profesor jubilado de la FAU-UCV, miembro principal del Consejo de la Facultad varios periodos; miembro del Consejo Superior de la Universidad Simón Bolívar y profesor invitado de las Universidades Simón Bolívar y Metropolitana.
En este camino asumí mi vocación docente desde el fuerte testimonio de mis profesores, como la hermosa tarea de ayudar a nuestros jóvenes a descubrir su proyecto de vida, a entender que su vocación profesional no es algo hecho, estático, sino algo dinámico, que se edifica día a día; que es tarea a ser realizada en y puertas afuera de la universidad. Ayudarlos a descubrir su proyecto de vida, su compromiso consigo mismo y con la sociedad, eso educar y no simplemente trasmitir conocimientos.
Con muchos de ellos he tenido la experiencia de acompañarlos, no solo como profesor en su formación universitaria durante 35 años, sino en su ejercicio profesional, en el día a día en nuestra propia oficina. Ha sido la oportunidad de ser facilitador para que pudieran liberar la arquitectura que estaba como prisionera en ellos. No puedo dejar de reconocer lo que a su vez recibí de ellos, como estudiantes y luego como arquitectos. Hoy son profesionales y profesores universitarios de necesaria referencia y aprecio
En el campo del ejercicio profesional se me hace una exigencia personal expresar un recuerdo y justo reconocimiento muy especial al Arq. Bernardo Borges, mi compañero de graduación, con quien tuve mantuve una fecunda sociedad por más de 20 anos, así como con el Arq. Klaus Heufer, con Jacobo Koifman, con el destacado y recordado arquitecto Pablo Lasala, con Beltrán Alfaro y Edwing Otero, de necesaria referencia en nuestra arquitectura contemporánea. De esa primera etapa son el Edifico El Universal (Premio Nacional de Arquitectura), La Previsora (Premio Nacional de la Cámara de la Construcción), la Torre Británica, Cremerca y el Edificio Philips, actual Sudeban, entre otros numerosos proyectos.
Posteriormente, con mi yerno el Arq. Oscar Capiello, fundamos la sociedad profesional PC ARQUITECTOS, con quien en estos últimos 30 años hemos desarrollado importantes proyectos, con gran vivencia de equipo, conjuntamente con los Arquitectos Luis Alemán, el Arquitecto y Urbanista Calos T. Itriago, María Inmaculada de León, Gabriel Heredia, Mariana Jáuregui, Olga López, Juan Pena y más recientemente con Gustavo Luis Legórburu y otros arquitectos y pasantes, entre ellos la nueva Biblioteca y el Edificio Bicentenario de la UCAB como ganadores del concurso convocado por la misma; el Plan Maestro y la primera etapa de la Universidad Católica del Táchira UCAT; el Centro Comercial Millennium Mall (Premio Cámara de Comercio); el Parque Residencial del Este (850 apartamentos), el Parque Profesional del Este; el Conjunto Residencial Solano (750 Apartamentos, Premio IX Bienal Nacional de Arquitectura); la segunda etapa del Centro Comercial Plaza Las Américas (Premio II Salón Malaussena), el Conjunto San Gabriel y el conjunto religioso-docente San Juan Eudes (Premio IV Salón Malaussena), el anteproyecto del Hotel Crane en Barbados, el Hotel Las Trinitarias en Barquisimeto, el Centro de Estudiantes de la Universidad Simón Bolívar y otras obras en Caracas y en el interior. Están listos los proyectos del Gimnasio y la Facultad de Ingeniería de la UCAB. Así mismo es de destacar que fuimos acreedores del proyecto ganador convocado por la Fundación Andrés Bello para el desarrollo de la Zona Rental Este de la UCV en la Plaza Venezuela, el cual no ha avanzado por razones de financiamiento por la expropiación a la Fundación del Centro Comercial en construcción para ubicar el automercado Bicentenario.
Como señalé al principio, este largo ejercicio profesional, en la docencia, implica que los educadores deben esforzarse en transformar sus aulas en espacios de sueños y esperanzas. En los suyos y en los de sus estudiantes. Pero especialmente en los de un pueblo, de un país que espera que hagamos realidad las palabras de nuestro maestro Carlos Raúl Villanueva quien testimonió con su pensamiento, su palabra y su obra, el compromiso de la arquitectura como hecho eminentemente social.
Estamos llamados a mantener el aliento ético en nuestra sociedad. Se nos dio una formación hacia la búsqueda permanente del bien común. La sociedad nos está exigiendo respuestas concretas en el campo de las concentraciones urbanas, de hacer ciudad, del espacio público, de la marginalidad, la vivienda y los servicios con una nueva visión de nuestro compromiso profesional y social con el país, más allá de la manipulación, populista y corrupta de una mal llamada misión vivienda, que con fuerza han criticado nuestros colegas Marco Negrón, Víctor Artis, y Oscar Tenreiro. Hoy vemos con tristeza como algunos actores de la construcción pública, al calor de contratos a dedo, producen platos indigestos, mal preparados y peor cocidos, que no edifican ciudad e ignoran los servicios públicos indispensables, las normas y ordenanzas.
En estos años he compartido mi compromiso en el campo de la docencia, con el campo del servicio público en oportunidades concretas: Arquitecto Jefe de la Sala Técnica del la División de obras Especiales del MOP (1960), Director de Obras Publicas del Distrito Sucre del Estado Miranda (1962)y posteriormente como Director Fundador de en la Dirección de Planificación (1966), la Dirección General de Obras y Servicios de la Gobernación del Distrito Federal (1979), la Presidencia de la Comisión Metropolitana de Urbanismo y en la Directiva del Centro Simón Bolívar.(1979).
Otro aspecto al cual he dedicado esfuerzos y atención es el campo gremial: los Colegios profesionales. Es importante destacar la importancia que dentro de los cuerpos intermedios, entre el Estado y los individuos, tienen las organizaciones profesionales. Ellos también hacen relación al Bien Común, no solo de sus miembros sino de la comunidad nacional. Es hora de mostrar ante las viejas y nuevas generaciones la voluntad de consolidar nuestro gremio: el Colegio de Arquitectos de Venezuela con verdadero sentido de presencia en los graves problemas urbanos: el problema de la marginalidad, de la vivienda y sus servicios, de la ordenación urbana, y fundamentalmente ante los nuevos problemas éticos que estas realidades le plantean al arquitecto en el ejercicio diario de la profesión.
En el campo gremial, fui miembro fundador del Colegio de Arquitectos y Presidente del Tribunal Disciplinario del Colegio; miembro principal de la Junta Directiva y del Tribunal Disciplinario del Colegio de Ingenieros de Venezuela y secretario de la Mesa Directiva de la Asamblea Nacional; Presidente de la Comisión de Renovación Urbana del CIV y Presidente de la Fundación Amigos de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, desde la cual realizamos conjuntamente con Julio Coll y Gustavo Legórburu, esfuerzos por rescatar el sentido de pertenecía de los exalumnos y profesores activos y jubilados, como oportunidad de búsqueda y encuentro con nuestro compromiso docente y social.
Para finalizar quiero volver a mi más temprana niñez, y recordar las funciones de matinal en los cines de Caracas y el terror que me dio la película en blanco y negro de King Kong, que todavía aparece en algunos programas políticos. Y cuando en familia vimos el Mago de Oz el recuerdo de aquel indescriptible tornado, igualmente en blanco y negro que se llevo la casa y a Dorothy y a su perrito Tota y la bruja mala del Oeste en su escoba y con su risa siniestra y como se me pusieron los ojos cuando cayó la casa, aplasto a la bruja y la pantalla estallo en colores y nos mostró el Reino de Oz, the yellow brick road y los munchis… Pues así estamos hoy… en medio de un oscuro tornado y en caída veloz. Debemos abrir los ojos a una nueva y verdadera democracia, pero sin un mago de Oz que detrás de la cortina manipule el Tesoro Nacional y compre conciencias y elecciones, conduciendo el país a muy penosa situación económica y social comprometiendo el porvenir de las generaciones presentes y futuras.
El reto para nuestras generaciones es testimoniar vitalmente la fuerza moral con presencia activa en la sociedad civil y en el desarrollo integral del país, en la búsqueda y construcción del bien común en democracia y libertad.
La recuperación de la esperanza de esta generación, depende de fijarse poco en la multiplicación de promesas y mucho en el compromiso individual y colectivo. De dejar de ver para los lados y fijar la mirada en un objetivo: una presencia comprometida con el hombre, la sociedad y la ciudad concreta. Y este es nuestro reto, nuestra tarea: construir un porvenir más digno y más feliz para todos. Y es posible. Y si es posible, entonces es una obligación ética.
Gracias y sigamos haciendo caminos.
Caracas, 26 de octubre de 2018
Fotografías: Andrew Alvarez
IG: @alvarezphotogr