Cubo No. 1
Una vez escuché a Kenneth Frampton decir que el proyecto más potente de Villanueva era el del Pabellón de Venezuela en la Feria Mundial Habitat 67, de Montreal. Frampton hacía referencia a la manera de cómo le impactó la sencillez de esos cubos de colores en un ámbito ferial de gran estridencia, donde cada una de las arquitecturas luchaba por sobresalir.
Ciertamente, Villanueva nunca antes había apostado con tanto énfasis por una arquitectura de mínima retórica pero de máxima expresividad en un contexto de muy difícil interpretación, donde se definió, al mismo tiempo, una muy interesante experiencia espacial y sensorial al interior de los 3 cubos que conformaban el pabellón. Villanueva llamó a colaborar al músico Antonio Estévez y al artista cinético Jesús Soto, para producir un resultado todavía hoy muy poco documentado y difundido en los medios de la crítica.
Estévez compuso para ser escuchado por el visitante al Pabellón, una pieza de música serial que acompañaba las intenciones de Soto por desmaterializar su propia obra, en un penetrable que quiso parecerse a una selva del trópico venezolano.
Se trató de dos contribuciones artísticas fundamentales para la cualificación de la arquitectura ferial de Villanueva, que hicieron del Pabellón en el recinto de la Expo 67, uno de los más formidables esfuerzos por la integración de las artes en el marco de la cultura moderna.
Cubo No. 2
Hay otros cubos en la historia reciente de la arquitectura en Venezuela: recuerdo los cubos de Alejandro Stein, para el concurso del Centro Cívico de San Cristóbal, en los años 70. Para ese mismo concurso recuerdo también unos cubos de Oscar Tenreiro. Sin embargo, me resultan más familiares los tres cubos del proyecto del Teatro Popular del Oeste en Caño Amarillo, Caracas, también de Oscar Tenreiro.
Mi primer trabajo como arquitecto fue hacer un corte fugado de ese edificio del Teatro de Caño Amarillo. Por fuera parecían tres cubos separados, por dentro eran una continuidad espacial.
Cubo No. 3
La Villa del Cine es un establecimiento de apoyo a la industria cinematográfica, que se ubica a veinte minutos de la ciudad de Caracas, en un suburbio de la población de Guarenas, al lado de la autopista Antonio José de Sucre, la cual conduce hacia el oriente del país.
Una autopista, como la Autopista a Oriente, de acuerdo a Marc Augé, es un no-lugar, un espacio del anonimato, que postula la ausencia de signos y de significación. Teniendo la Villa del Cine como contexto inmediato una autopista, nos propusimos que la villa debía tener, al menos, dos niveles de comunicación semiótica. Uno, para el viandante que transita por la autopista; el otro, para el usuario cotidiano, el visitante, que va a usar los servicios que ofrece el conjunto.
La piel de lámina metálica perforada, que envuelve las tres edificaciones del conjunto cumple varios objetivos arquitectónicos. Con relación a la estrategia comunicacional, la piel homogeniza la apreciación que se tiene del conjunto edificado desde un vehículo que se transita a muy alta velocidad por la autopista. Detrás de la piel de lámina metálica perforada se alojan, en los estudios de cine, las diversas e innumerables instalaciones mecánicas y eléctricas que acompañan la principal función del programa. Esta decisión recuerda la relación de los espacios sirvientes y servidos de Kahn. Por otra parte, en los espacios donde hay luz natural la lámina metálica perforada funciona como un difusor de la luz, como un velo que atenúa la incidencia directa del sol.
Con la Villa del Cine se produce un acto fundacional en esos territorios ausentes de ciudad.
Las decisiones iniciales definen las características, no solamente del conjunto edificado en cuestión, sino también de las arquitecturas que deben venir posteriormente.
La Villa del Cine se formula como una ciudadela, cerrada sobre sí misma, que dispone tres edificaciones de planta cuadrada, que se organizan reproduciendo una especie de damero urbano. Dos cubos son exactamente iguales, alojando, bajo estructuras de grandes luces, los estudios de cine.
El tercer cubo, que es el más cercano a la autopista, revela sus entrañas y toda la estrategia constructiva, alojando las actividades de administración y post-producción.
Cubo No. 4
La presencia del cuarto cubo es virtual. El cuarto cubo no existe. Se optó por el vacío para que fuera ocupado por un jardín. Desde esa perspectiva, el jardín, como vacío, es el espacio necesario para apreciar las otras tres presencias arquitectónicas. Sin el vacío no habría ciudadela como tal, así como no habría ciudad sin la presencia del espacio público. Dicho de otra manera, la materialidad, lo construido, la presencia de la arquitectura, se explica, efectivamente, en la confirmación positiva del vacío.
Ciertamente, son inseparables.
Ficha Técnica
Arquitectura: Arq. Carlos Pou Ruan / Arq. Lucas Pou Ruan
Coordinación técnica: Kenneth Díaz
Colaboradores: María Ferro, Oscar Vivas, Eliana Colmenares, Yaireth Revilla, Juan Carapaica, Katherine Fernández
Estructura: Denis Rodríguez, José Bolívar
Instalaciones eléctricas: Richard Méndez, Víctor Pinto
Instalaciones sanitarias: Martha González, Pedro Lazo
Instalaciones mecánicas: Marcell Paredes
Asesor acústico: Bruno Taconi
Fotografías: Rafael Fajardo, Ricardo Fajardo
Reconocimientos
Estudios Cinematográficos Villa del Cine, 2004-2006. Guarenas, Caracas (Ministerio de la Cultura). Primer Premio de la VI Bienal FCAA de Arquitectura Caribeña. Curacao, 2007. Finalista para el Premio de la VI Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo. Lisboa, 2008.
Proyecto publicado en la revista entre rayas No. 83, meses mayo-junio. Proyecto participante en la XVI Bienal de Arquitectura de Quito 2008 y publicado en la revista entre rayas No. 74, meses julio-octubre 2008.