La sociedad común y las ciudades

Por Hernán Orbea

Cada vez usamos más el término urbanismo, quizás porque ya somos abrumadora mayoría quienes vivimos en ciudades. Y estas son donde satisfacemos nuestras necesidades, desarrollamos nuestros hábitos y entrelazamos nuestros intereses. E intentamos imaginarlas sostenibles aun cuando son la expresión más compleja de construcción social desarrollada por la humanidad.

El rol que asumieron ciertos especialistas para estudio y la planificación de la ciudad, había relegado al ciudadano común porque, se suponía, el urbanismo era una disciplina de tan alta complejidad que ni siquiera sería capaz de entenderlo para concebir su utilidad. La amplificación de los medios de información, la masificación de las redes sociales y las diversas formas de organización social por grupos de interés, han derrotado a la hegemonía de los especialistas, y han ido vinculando a la ciudadanía en las decisiones que le atañen y le afectan.

Esta tendencia creciente de intervención comprometida de la comunidad, exige una pertinente toma de conciencia sobre el alcance y la repercusión de la participación social como suscitadora e instigadora de políticas públicas. Políticas cuya elaboración va dejando atrás la comunicación vertical entre emisores impositivos y receptores obedientes, y se encamina hacia un diálogo horizontal entre actores que a la par concurren con distintos roles y niveles de responsabilidad.

Hacía buena falta que esos actores se informen y se formen, es decir se politicen, para poner en crisis la producción social de ciudad, cuyas problemáticas se discuten más abiertamente, lo que hace más difícil su gestión pero definitivamente más auténtico su proceso de constante y compleja transformación. Diálogo, participación y exigibilidad, claves para construir la ciudad contemporánea.

Hernán Orbea
Urbanista y Arquitecto
hernanorbea@yahoo.com

Publicado en la Editorial de la sección Construir.
Diario El Comercio / 23 de julio de 2016
Quito, Ecuador.