Palabras de Gustavo Izaguirre Luna en la Promoción 65B de la FAU-UCV

Buenos días,

Hoy la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de esta ilustre “casa que vence la sombra con su lumbre de fiel claridad, hoy se pone su traje de moza y se adorna con brisa de mar”, (…) si, hoy 89 de los mejores estudiantes de la UCV, nuestros estudiantes, culminan oficialmente sus estudios de la carrera de arquitectura. Mañana, bajo las Nubes de Calder recibirán de manos de las autoridades universitarias el título de ARQUITECTO.

De los graduandos tres son Magna Cum Laude, ocho formaron parte del programa de doble titulación con el Politecnico Di Torino, en Italia; tres participaron en los programas de movilidad estudiantil, dos en Chile y uno en Colombia, así mismo cinco formaron parte del personal docente de apoyo de la escuela de arquitectura como preparadores. Una atleta, dos artistas plásticos y una Consejera de Facultad como representante estudiantil, con quien peleamos y nos amamos, todo a la vez.

En estos diez años de gestión, seis como Director y cuatro como Decano hemos visto que nuestra Alma Mater ha entregado al país más de cincuenta mil profesionales y once mil especialistas, magister o doctores, en la actual gestión decanal hemos entregado al país setecientos trece arquitectos en cuatro años. Recién esta semana comentamos en un conversatorio sobre LA INVESTIGACIÓN EN TIEMPOS DE CRISIS, organizado por el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la UCV, que nuestros profesores han contribuido con la generación de conocimientos específicos en más de novecientos diez (910) trabajos publicados en congresos, jornadas o artículos arbitrados, que de los trescientos tres profesores de la FAU, ciento cincuenta y uno han concursado en estos 10 años; estos datos son un fiel reflejo del propósito de los estudiantes y profesores en esta lucha silente de resistencia; (…) pero la aguda dificultad en la UCV por el cerco presupuestario a las universidades, adicionalmente a la fuerte crisis económica, social, jurídica y política de la nación hace que los profesores jóvenes no vean viable su permanencia en la universidad y el país; diáspora le llaman algunos. Hemos advertido que estos hechos no son un diagnóstico, son parte de una política de Estado.

El pasado 3 de octubre, ante la gran crisis nacional, el Consejo Universitario aprobó declarar en emergencia humanitaria a todos los profesores, profesionales, empleados, obreros y estudiantes que integran la comunidad ucevista, luego de analizar el informe elaborado por los vicerrectorados y la Asociación de Profesores en torno a la grave crisis presupuestaria, salarial y de seguridad social que atraviesan. Esta crisis no ha terminado, por el contrario, se está agudizando cada día producto de erradas políticas.

Los hechos ocurridos recientemente en nuestra hermana Universidad de Carabobo nos aclaran cualquier duda al respecto. El Secretario de la UCV, profesor Amalio Belmonte Guzmán, la semana pasada comentaba (cito) “La barbarie reta a la autonomía universitaria” (fin de la cita) en un breve ensayo denominado “Tribunales populares, Guardias Rojas y Autoritarismo” el profesor Belmonte nos recordaba que (cito) “Alfred Bäumler, teórico de la educación Nazi decía la educación debe estar al servicio del Caudillo y debe excluir toda instrucción autónoma. Por ello los tribunales están obligados a garantizar que las posiciones rectoras y la dirección estudiantil sean controladas por el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. Para este cometido, disponía Bäumler del incondicional Presidente del Tribunal Supremo del Pueblo, Roland Freisler (Vyshinski le denominaba Hitler) quien proclamó al Dictador Nazi como el Supremo Juez de la Nación, y decretó la unificación obligatoria de los profesores en gremios a favor de nazismo y el adoctrinamiento de los estudiantes. Sentenciaba que “todo intento de contravenir esta acción o preservar poderes gremiales autónomos debe enfrentarse con los jueces y los tribunales”. Comenta nuestro Secretario que “la Sala Electoral del TSJ, ha actuado como valedores judiciales de una política para perseguir a profesores y estudiantes e impedir asambleas o elecciones que no garantizaran el triunfo de las ideas o dirigentes del PSUV”; concluye en el ensayo indicando que “Es duro el reto para la Universidad de Carabobo, para toda las Universidades y para la civilidad. Pero es irreductible la decisión de las comunidades académicas para defender sus principios y dignidad.” (fin de la cita) con el debido respeto quiero pedirles un fuerte aplauso para todos los estudiantes y profesores de la Universidad de Carabobo, para ellos nuestra solidaridad.

Hace algunos días comentaba en el acto de entrega de medallas de postgrado que la profesora Miriam Carmona de la Universidad de Los Andes, 2007, en su tesis sobre la autonomía universitaria en la Venezuela del Siglo XIX, la autora nos recuerda que después de que Bolívar y Vargas rompen con la Constitución Universitaria monárquica, la universidad no escapó de las hostilidades y diversidad de pensamientos que, durante el siglo XIX, ocurrieron en el país, llegando a perder dos conquistas importantes consagradas en los Estatutos Republicanos de 1827:
la restringida soberanía universitaria y
el patrimonio económico.

Aun cuando la enseñanza universitaria se remozó a finales del siglo XIX con nuevas cátedras, nuevos laboratorios y hasta con un nuevo edificio (el actual Palacio de las Academias), la Universidad se resistió a perder su libertad académica. Profesores y estudiantes, acosados por los regímenes despóticos imperantes, sufrieron persecuciones y cárceles, y muchos tuvieron que marchar al exilio.

El Código de 1843 contempla seis Facultades; Ciencias Eclesiásticas, Ciencias Políticas, Ciencias Médicas y de Historia Natural (Creada en la gestión rectoral de José María Vargas), Facultad de Filología o Humanidades y la Facultad de Ciencias Matemáticas, Física y Metafísica (esta última, Facultad de Filosofía en los Estatutos Republicanos de 1827). El Código estableció continuar confiriendo los grados de bachiller, licenciado y doctor, pero el grado de maestro que con anterioridad se otorgaba en la Facultad de Filosofía quedó inhabilitado. Además, instauró que los títulos y grados académicos, de doctor y licenciado, eran otorgados exclusivamente por las universidades nacionales.

Las condiciones académicas, financieras y administrativas de la Universidad Central permanecieron sin cambios favorables durante veinte años (entre 1849 y 1869). La labor del Gobierno se concretó en realizar simples reformas organizativas para ponerlas bajo el control del ejecutivo. Ello quedó formulado explícitamente cuando, tanto la Ley del año 1849, como en la del año 1851, ambas durante el Gobierno de José Tadeo Monagas, se menciona que: (cito) “No podrán proveerse las cátedras en propiedad, ni en itineraria en personas desafectas al Gobierno republicano o sospechosas de su amor al espíritu democrático del sistema de Venezuela”.

En general, el Poder Ejecutivo “por falta de las clases de los catedráticos, por ocultación, emigración, o bajo cualesquiera otros pretextos en odio al Gobierno, obrando sumaria y gubernativamente, podrá remover de sus cátedras a los que incurran a ellas; pero en el caso de que el catedrático salga del territorio de la República por dichos motivos, quedará vacante la cátedra ipso-facto. También podrá el Ejecutivo remover de su cátedra a los profesores desafectos al Gobierno”. (fin de la cita)

El pasado 26 de noviembre, en nuestra querida Aula Magna, el Padre Ugalde habló de cuatro breves palabras de su emocionada esperanza. De ellas queremos mencionar solo algunos pasajes, (cito) “En el terrible verano, preñado de desolación y de muerte que vive hoy Venezuela, vemos en miles de lugares de nuestra amplia geografía numerosos puntos verdes que se resisten a morir y abren sus brazos de esperanza. Ustedes son sus mensajeros que vienen a decir a Venezuela que no todo está muerto y que ya se acerca la entrada de lluvias.” (fin de la cita)

Esta sencilla imagen nos deja clara la visión de más del 80% de la población venezolana que ciertamente cree que podemos hacer mucho más, y que estamos preparados. El domingo un profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales nos preguntó “¿esos nuevos arquitectos que la UCV entregará al país están preparados para todo?, (…) ¿qué creen ustedes? (…) “los tiburones nacen nadando” esa fue nuestra respuesta. Claro que son los mejores del país, y claro que son los mejor preparados, aquí están sus profesores, ellos lo saben, (…) no duden nunca de ustedes.

Además, todos somos ciudadanos de primera. Por eso ruego a ustedes me permitan hacer propias las tres proclamas de Ugalde en sus cuatro breves palabras, (cito) “en ese abrazo de vida y esperanza, queremos proclamar tres cosas:
1) Basta ya de la ruina y hundimiento del país, con millones de venezolanos huyendo en busca de vida en otros países, y muchos millones más sobreviviendo en depresión y resignados a la agonía.
2) Todos unidos en el rescate de la Constitución democrática cínicamente violada y ahora amenazada de muerte por un poder que descaradamente se proclama supra-constitucional y decidido a perpetuar su dominio tiránico y desolador.
3) Todos con la mirada y las acciones puestas en el necesario y constitucional cambio de gobierno. El cambio vendrá, no porque la dictadura lo facilite, sino porque Venezuela entera quiere renacer y recuperar la vida. Estamos en la entrada de lluvias y nos apresuramos a preparar la tierra, pues descubrimos que los samanes no están muertos y que la hierba de la pradera logró salvar sus raíces del fuego para volver a sonreír al primer beso de la lluvia generosa. (fin de la cita)

Ustedes han sido formados por los mejores.

La generación de conocimientos se recrea en la formación de talento en nuestra universidad. En nuestro caso, la conversación crítica de estudiantes y profesores en los talleres y las aulas de arquitectura, sobre su arte y oficio, ofrecen pinceladas frescas al conocimiento sancionado por el tiempo. Las competencias específicas, como resultados de estos estudios, han sido transversalmente arropadas por competencias no solo de conocimiento y herramientas adecuadas, sino también de ética, de compromiso social, de pensamiento crítico y del emprendimiento que caracteriza al egresado ucevista. Es decir, algo más que la teoría y la práctica.

Castañeda en el año 1.761 en la primera traducción de los 10 libros de Vitruvio, asegura que en la definición en castellano de arquitectura el autor establece,
“La Arquitectura es una Ciencia que debe ir acompañada de mucha variedad de estudios y conocimientos, por los cuales juzga de todas las Obras de las demás Artes que tienen relación a ella. Adquiérase con la teórica y con la práctica. La teórica de la Arquitectura es el conocimiento que de ella se puede adquirir por el estudio de los libros, por los viajes o por la meditación; la práctica es el conocimiento que se adquiere con la ejecución y conducta de las obras. Estas dos partes son de tal modo necesarias, que los Arquitectos que intentaron llegar a la inteligencia de su Arte con solo el ejercicio, por mucha que fuere su fatiga, jamás hicieron gran progreso; ni tampoco le lograron los que con solo el estudio de los libros y la meditación pensaron conseguirle”

Heidegger anuncia que “en un templo griego vemos a los materiales aparecer por primera vez (…) la roca se convierte en roca, los materiales brillan, los colores relucen” (fin de la cita) Richard Weston indica que “aun los que no comparten esta opinión de que la tarea del arte consiste en revelar la esencia supuestamente inalterable del mundo, tal observación es acertada. …, en su presencia, sentimos que vemos la piedra como piedra, y como algo maravilloso” (fin de la cita). En su libro Origen del Mundo del Arte, el autor sugiere que “si nos dijesen claramente que el edificio cuya visión nos resulta agradable, consiste en materiales totalmente diferentes de peso y consistencia muy desigual, pero que eso no resulta visible, (…) el edificio perdería toda su capacidad de agradarnos, igual que un poema en un idioma desconocido” (fin de la cita)

Por supuesto cuando estas afirmaciones son empleadas podríamos abrir un debate interesante que llevaría a detractores a una larga confrontación de ideas, pero sería una interesante discusión; (…) como Le Corbusier, quien afirmaría que toda superficie pintada de blanco refuerza la plasticidad del conjunto, por lo cual la afirmación anterior sería (cito) “una farsa”, o aquellos que perciben a una piedra con surcos como columna.

Queremos terminar con una reflexión de un gran arquitecto moderno del siglo pasado, Louis Kahn, quien afirma (cito) “antes que una estación de trenes sea un edificio, quiere Ser una Calle. Nace de las necesidades de la calle, del orden del movimiento” …. “en la naturaleza del espacio…, está el espíritu y la voluntad de existir de determinada materia” …
…como afirma Kahn a manera de conclusión y discusión teórica en este escrito: “Un caballo pintado a rayas no es una cebra”. (fin de la cita)

Los universitarios somos demócratas por definición y convicción, escuchamos al otro, conversamos con él, confrontamos ideas y proponemos nuevas ideas para ser discutidas, revisadas y comentadas. Esta acción permanente de confrontar ideas con respeto y consideración no debe ser confundida como NO ACCIÓN o [IN] acción.

Los universitarios estamos prestos a construir el mejor país posible. Un nuevo año esta por venir, es una gran oportunidad para dibujar en una hoja en blanco donde podemos comenzar desde cero; aferrarse al ayer no cabe en un cuaderno donde todo es posible. La arquitectura requiere de un compromiso social, construyamos juntos un nuevo mundo mejor.

Buenos días.

Arq. Gustavo Izaguirre Luna
Decano (E) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV
6 de diciembre de 2019