Carta pública a los estudiantes de arquitectura UCV

A los estudiantes de Arquitectura.
(Y a los profesores del Sector de Historia y Crítica de la Arquitectura)

(Carta pública. 22-23/marzo/2014)
Prof. Juan José Pérez Rancel)

Queridos, con la presente pretendo dejar explícito mi apoyo sin condiciones a vuestra participación en las históricas jornadas que han protagonizado como movimiento estudiantil. La seriedad del compromiso asumido, el crecimiento político al que han debido acceder sobre la marcha, el generoso y valiente altruismo, el desprendido desinterés y ausencia de figuración individualista, la espectacular creatividad, la organización alcanzada en las acciones de todo tipo, los han inscrito en las páginas de la historia contemporánea venezolana que será estudiada en el futuro, al lado de la leyenda de la Renovación.

¿Por qué esta declaración en estos momentos, que además suena tan retórica y podría ser “enjuiciada” como oportunista por los implacables que todo lo saben?

En primer lugar, porque son afirmaciones producto de mi propia observación directa e indirecta, junto con testimonios recogidos en diversas fuentes.

En segundo lugar, porque circulan en la FAU algunas reflexiones que –sorprendentemente- rumian desprestigio hacia algunos de ustedes, por pertenecer supuestamente a sectores tradicionalmente alienados, apartados de “lo social”, burguesitos “replegados en guetos en donde se ocupan en navegar por el mundo global” y que ahora supuestamente “querrían salvar el mundo y su futuro”. O porque suponen que otros de ustedes han sido empujados a las calles por sus padres, quienes estarían frustrados por no haber sabido o podido cumplir en sus momentos con su protagonismo político. Estas resentidas, injustas e impertinentes acusaciones a los estudiantes de arquitectura, son incomprensibles en momentos en que han sido víctimas de una salvaje agresión por parte de individuos defensores del régimen dictatorial.

En tercer lugar, porque siento el deber docente de reafirmar mi estímulo, miles de veces expresado en nuestras aulas, hacia el pensamiento crítico, el cual he querido estimular, inyectar, provocar en las generaciones que han pasado por mis aulas. Esta estimulación, machacada reiterativa y cansonamente durante 32 años de docencia y seis de carrera, es un principio que he considerado siempre esencial para la formación del arquitecto en nuestro país, en nuestros tiempos y en estos espacios. “La Crítica es el ejercicio del Criterio”, les he citado cada semestre, parafraseando a Benedetti, que parafraseó a Martí. No comparto, por lo tanto, la aseveración que hace algún profesor sobre lo irresponsable que hemos sido los profesores, por no haber retrocedido en atizar los extremismos: los extremistas son los que golpearon el 19 de marzo a la dignidad universitaria, son ellos los violentos, son los motorizados malandros armados por el régimen, son los que dicen que así defienden y se defiende una revolución.

En cuarto lugar, porque lamento no haber saltado al ruedo hace cerca de un mes en defensa del admirado profesor Hernán Zamora, cuando fue vejado pública y digitalmente por un exprofesor de nuestra facultad defensor del régimen, José M. Rodríguez. Hernán, dignamente, no perdió el tiempo en rebatir las bajezas y burlas de Rodríguez, más bien fueron las circunstancias las que afortunadamente lo llevaron a registrar -para la historia académica de la UCV- la salvaje violación de nuestra Facultad por parte de otros seguidores del régimen, el miércoles 19 pasado. ¿Está de acuerdo Rodríguez con esta manera de dialogar?

En quinto lugar, las palabras que, gracias a la creatividad de los estudiantes, surgieron desde los calados de la fachada sur de la FAU (Seguridad, Libertad, Justicia, Respeto y Paz), convertida en una mega valla que recordaba al régimen 24 horas diarias esos desconocidos conceptos, fueron de tal afrenta que se convirtieron en objetivo de guerra y justificaron la invasión salvaje. No se extrañe nadie, en la historia no han faltado defensores de los antivalores: Pedro Carujo chilló la consigna de que el mundo era “de los valientes”, a lo que José María Vargas respondió: “el mundo es del hombre justo”. Cien años después, en 1936, un defensor del régimen fascista gritó en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca “Muera la inteligencia, Viva la Muerte”, ante lo cual el profesor Miguel de Unamuno sentenció: «Éste es el templo de la inteligencia (…). Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha”. No pasó mucho tiempo cuando en 1942 la aviación inglesa sobre Francia, invitó a los franceses a resistir la invasión fascista nazi, lanzándoles volantes con el poema “Libertad”, escrito por el exdadaista y luego surrealista Paul Éluard quien llamaba a la insurrección contra los usurpadores y colaboradores de los invasores (¿les suena conocido?) (Se copia al final el poema de Éluard, bajado de la web). Pocos años después, entre 1969 y 1971, el cantautor ítalo-argentino Gian Franco Pagliaro, adaptó en Buenos Aires el poema de Éluard convirtiéndolo en “Yo te nombro, Libertad”, para denunciar el creciente militarismo en Argentina, el cual sin embargo triunfó en oscura hora con el golpe del 24 de marzo de 1976 (se conmemoran, casualmente, este lunes 24, los 38 años de aquel triunfo de la barbarie contra la justicia y la libertad, que sumió a Argentina en el declive que todavía padece). A partir del golpe, cobró mayor vigencia el poema-canción de Pagliaro; invito a los ucevistas a “bajarse” la bellísima versión de Nacha Guevara sobre la canción-poema de Pagliaro. Vean cuán oportuna es para los estudiantes de arquitectura y lo que ha pasado en nuestra facultad, la siguiente estrofa:

Por la idea perseguida
Por los golpes recibidos
Por aquel que no resiste
Por aquellos que se esconden
Por el miedo que te tienen
Por tus pasos que vigilan
Por la forma en que te atacan
Por los hijos que te matan
Yo te nombro Libertad

En sexto lugar, recojo y suscribo respetuosamente las palabras del Prof. Galíndez, transmitidas el viernes para la comunidad del Sector de Historia y Crítica: “…pienso en unos muchachos valientes que defienden sus ideas, que no están dispuestos a ver reducidas sus aspiraciones a vivir en un país castrado por una ideología (…) yo lo que recuerdo de mi infancia y de mi adolescencia es un país donde todos tenían cabida (…) “En estos últimos años se nos ha tratado de hacer ver que siempre han existido diferencias irreconciliables, unas diferencias que pienso solo han estado en la cabeza de quienes han detentado el poder con grandes resentimientos…” Y suscribo estas reflexiones porque también recuerdo de mi infancia y adolescencia a ese país inclusivo, de oportunidades para estudiar, de solidaridad y colaboración entre los diversos sectores. Gracias a esa solidaridad, pude beneficiarme de entrar a la UCV, proveniente de Los Frailes de Catia, de las escuelas de Fe y Alegría y también del combativo liceo Ezpelosín, en los cuales pasé la convulsionada década de 1960, aprendiendo a querer mejorar el país. En la década de los ‘70s., en esta Facultad, algunas empleadas me ayudaron a pagar la inscripción, pues no tenía cómo, los empleados del cafetín me ayudaron a desayunar, pues no tenía cómo, los compañeros de Los Flores de Catia, del 23 de enero, de Puente Hierro, nos unimos para compartir y trabajar en equipo en los talleres, junto con los de otros sectores de Caracas y del interior del país, sin distinciones, compitiendo sanamente, unos con rock otros con Fania, unos con carros otros en el “circunvalación” o el “SanRuperto”, unos con futbolito y otros con softball, unos con maquetas de acrílico y doble faz y otros con maquetas de cartón corrugado… Las oportunidades de escuchar a Villanueva en sus últimos años, las tuvimos todos por igual en esa década posterior a la legendaria Renovación (que merece un recordatorio aparte), o de oir a los numerosos profesores emblemáticos de nuestra carrera y profesión: Fruto, Posani, Tobito, Henrique Hernández, Pablo Lasala, Luis Jiménez, Zapata, Isaac Abadí, el flaco Álvarez, los Tenreiro, Oscar Olinto, Vallmitjana, Teolinda, etc. No distinguieron ellos tampoco entre nosotros según nuestra proveniencia social. En cambio, nos enseñaron (entre otras cosas) a continuar la tradición de la UCV de interactuar conociendo la realidad del país, de lo cual surgieron numerosas experiencias de integración con la comunidad (Proyecto Amazonas, Proyecto Boconó, Carapita, Unidad Docente 11, Comité Unificado de Barrios, Foro en Defensa de la Ciudad, etc.) Ahora resulta que los ignorantes de esta historia (o los que prefieren olvidarla no se sabe por qué) insisten en llamar a la UCV “elitesca”, “excluyente”, “carente de equidad”.

Los actuales defensores del régimen (no de la revolución) deberían esforzarse por conocer más la historia de la UCV, para comprender mejor lo que quisieron decir los fundadores con “vencer la sombras”. Tal vez pueda retomarse desde ahí el diálogo interrumpido el miércoles en el auditorio por la irrupción barbárica. Con ese fin, suscribo y me remito a las iniciativas impulsadas por la comunidad desde el viernes 21, que circulan por nuestras redes locales.

Libertad
Por Paul Eluard
Paul Elouard, Libertad

En mis cuadernos de escolar
en mi pupitre en los árboles
en la arena y en la nieve
escribo tu nombre.
En las páginas leídas
en las páginas vírgenes
en la piedra la sangre y las cenizas
escribo tu nombre.
En las imágenes doradas
en las armas del soldado
en la corona de los reyes
escribo tu nombre.
En la selva y el desierto
en los nidos en las emboscadas
en el eco de mi infancia
escribo tu nombre.
En las maravillas nocturnas
en el pan blanco cotidiano
en las estaciones enamoradas
escribo tu nombre.
En mis trapos azules
en el estanque de sol enmohecido
en el lago de viviente lunas
escribo tu nombre.
En los campos en el horizonte
en las alas de los pájaros
en el molino de las sombras
escribo tu nombre.
En cada suspiro de la aurora
en el mar en los barcos
en la montaña desafiante
escribo tu nombre.
En la espuma de las nubes
en el sudor de las tempestades
en la lluvia menuda y fatigante
escribo tu nombre.
En las formas resplandecientes
en las campanas de colores
en la verdad física.
escribo tu nombre.
En los senderos despiertos
en los caminos desplegados
en las plazas desbordantes
escribo tu nombre.
En la lámpara que se enciende
en la lámpara que se extingue
en la casa de mis hermanos
escribo tu nombre.
En el fruto en dos cortado
en el espejo de mi cuarto
en la concha vacía de mi lecho
escribo tu nombre.
En mi perro glotón y tierno
en sus orejas levantadas
en su patita coja
escribo tu nombre.
En el quicio de mi puerta
en los objetos familiares
en la llama de fuego bendecida
escribo tu nombre.
En la carne que me es dada
en la frente de mis amigos
en cada mano que se tiende
escribo tu nombre.
En la vitrina de las sorpresas
en los labios displicentes
más allá del silencio
escribo tu nombre.
En mis refugios destruidos
en mis faros sin luz
en el muro de mi tedio
escribo tu nombre.
En la ausencia sin deseo
en la soledad desnuda
en las escalinatas de la muerte
escribo tu nombre.
En la salud reencontrada
en el riesgo desaparecido
en la esperanza sin recuerdo
escribo tu nombre.
Y por el poder de una palabra
vuelvo a vivir
nací para conocerte
para cantarte
Libertad

“Yo te nombro, Libertad”
Gian Carlo Pagliaro (1969-1971)

Por el pájaro enjaulado
Por el pez en la pecera
Por mi amigo que está preso
Porque ha dicho lo que piensa
Por las flores arrancadas
Por la hierba pisoteada
Por los árboles podados
Por los cuerpos torturados
Yo te nombro Libertad
Por los dientes apretados
Por la rabia contenida
Por el nudo en la garganta
Por las bocas que no cantan
Por el beso clandestino
Por el verso censurado
Por el joven exilado
Por los nombres prohibidos
Yo te nombro Libertad
Te nombro en nombre de todos
Por tu nombre verdadero
Te nombro cuando oscurece
cuando nadie me ve
Escribo tu nombre
en las paredes de mi ciudad
Escribo tu nombre
en las paredes de mi ciudad
Tu nombre verdadero
Tu nombre y otros nombres
que no nombro por temor
Por la idea perseguida
Por los golpes recibidos
Por aquel que no resiste
Por aquellos que se esconden
Por el miedo que te tienen
Por tus pasos que vigilan
Por la forma en que te atacan
Por los hijos que te matan
Yo te nombro Libertad
Por las tierras invadidas,
Por los pueblos conquistados
Por la gente sometida
Por los hombres explotados
Por los muertos en la hoguera
Por el justo ajusticiado
Por el héroe asesinado
Por los fuegos apagados
Yo te nombro Libertad
Te nombro en nombre de todo
Por tu nombre verdadero
Te nombre cuando oscurece
cuando nadie me ve
Escribo tu nombre
en las paredes de mi ciudad
escribo tu nombre
en las paredes de mi ciudad
Tu nombre verdadero
Tu nombre y otros nombres
Que no nombro por temor
Yo te nombro Libertad

Información enviada por
Arq. Juan José Pérez Rancel
jjprancel@gmail.com

Fotografía: fachada sur de la FAU-UCV. Tomada el 17 de marzo de 2014. Revista entre rayas

5 thoughts on “Carta pública a los estudiantes de arquitectura UCV

  1. Como arquitecto egresado de esta,nuestra recordada y admirada Facultad,felicito al estimado colega,sin desperdicio y gracias.

  2. felicitaciones al colega juan jose perez. considero que si todas las voces de apoyo y sin importar aquellas que nos denigran,deberian ser pronunciadas sin miedo y con el apoyo irrestricto a nuestra juventud,llega el momento crucial donde sin miedo debemos asumir nuestra responsabilidad y hacernos presentes en todos los actos contra este gobierno que ha traicionado nuestros ideales y nuestra historia. el momento es para mostrarnos y luchar junto a nuestra juventud y con honor hacer que esta licha sea nuestra lucha.no es esperar el momento final,no es esperar a que pasara mañana. es ahora,es hoy. es nuestro pais. gracias.

  3. Extrarodinaria reflexión de mi amigo J.J. Pérez Rancel. Así es que se comunica un docente integral y se contribuye a formar ciudadanos, además de profesionales. Felicitaciones y lo comparto con mis amigos y colegas.
    Antonio Machado

  4. excelente reflexión, cargado de verdades. Palabras de aliento, esperanza para nuestros jóvenes. reciba un abrazo

  5. Esta es la Madera de donde salen Buenas Cruces.! Dios lo bendiga Viva los jóvenes, vivan los estudiantes, vivan los docentes (como usted) que tienen claro sus funciones y roles en esta vida y que VIVA LA UCV!!!

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