Hoy se da inicio al Mes del Hábitat: octubre 2015

A manera de reflexión y por responsabilidad con la comunidad en la cual vivo y a la cual me debo, siento la obligación de reiterar los conceptos que, a mi juicio y con base en una experiencia profesional de más de 50 años, deben regir los diseños de edificaciones y obras civiles.

En Venezuela, el ochenta por ciento de la población vive en ciudades ubicadas en zonas con algún grado de riesgo sísmico. Es claro que los terremotos son fenómenos de la naturaleza, no predecibles, pero debemos estar conscientes de la probabilidad de la ocurrencia de un terremoto severo, de magnitud mayor a 6, en la escala de Richter. Es indudable que el Estado lleva la mayor carga en cuanto al rol a desempeñar en estos casos, pero para quienes compartimos y aplicamos conocimientos de la sismo-resistencia, resaltar los aspectos más relevantes sobre esta materia, es una responsabilidad que no podemos eludir y que estamos en la obligación de dar a conocer a las nuevas generaciones de profesionales que se incorporan como especialistas en el campo del diseño y construcción de edificaciones en zonas sísmicas.

La estimación de la respuesta estructural sísmica de los edificios u obras de otra naturaleza, como son los puentes, represas y complejos industriales, entre otros, no depende solo de los resultados de la aplicación de lo pautado en los códigos o normas ni del uso de programas predeterminados en una computadora; se trata de algo más, de saber intuir el comportamiento de la edificación, cómo se reparten las solicitaciones entre los diferentes elementos que componen las estructuras, cómo es su interacción, y que ductilidad se espera en su comportamiento. También influirá de manera determinante, el adecuado empleo de los materiales especificados para los elementos estructurales, los cerramientos, las incorporaciones y las instalaciones ya que la falla de un material puede producir en el elemento respectivo una zona de resistencia más baja que la admisible, exponiendo al colapso parcial o total al conjunto completo.

En cuanto a los procesos de construcción de las edificaciones y obras en zonas sísmicas, es necesario resaltar la participación de los profesionales inspectores, como vigilantes y garantes de la obra que se ejecuta, respetando las directrices emanadas de los proyectos y especificaciones, resultantes del proceso de diseño. El profesional, en este caso, debe entender que en sus manos está la posibilidad de ejecutar la obra de manera tal que cumpla con todas las hipótesis establecidas en los proyectos y, aunque no es lo usual, es deseable la participación de la inspección, en calidad de supervisores y asesores, como parte del equipo de diseño. De acuerdo a la magnitud de la obra, esta participación tendrá mayor o menor intensidad, y de esta manera se asegura, además, la corrección, en obra, de cualquier aspecto imprevisto o resuelto en forma inconveniente para cumplir con las hipótesis establecidas, o se da cabida a la formulación de alternativas que mejoren los resultados cuando se presenten situaciones inesperadas, al ejecutar una construcción.

Catuche-1999

Por experiencia profesional, y con base en la observación y análisis de numerosos sismos, se confirma que debemos proyectar estructuras más rígidas pero más livianas. La rigidez se puede lograr haciendo uso de elementos de paredes portantes, incorporados de manera coherente y armónica con otros elementos flexibles como son los pórticos. En cuanto a construir estructuras más livianas y más dúctiles, una opción es incorporar en lo posible estructuras compuestas, de perfiles de acero y concreto armado que ofrecen un mejor comportamiento ante solicitaciones sísmicas, criterio que se puso en evidencia en el sismo ocurrido en Japón, en Canto, en 1923.

Una alternativa seria hacer un esfuerzo entre arquitectos, geólogos e ingenieros estructurales para trabajar conjuntamente en el diseño de edificios con un comportamiento dinámico adecuado, haciendo uso de amortiguadores en los elementos componentes de la estructura o de liberadores de energía en las bases de sustentación, con lo cual se conseguiría incrementar el grado de amortiguamiento interno de las estructuras y, en consecuencia, se tendría un mejor control de los desplazamientos laterales de las edificaciones.

terremoto-de-caracas-1967

La expectativa de nuestras profesiones es servir con lo mejor de nuestros conocimientos a la comunidad que espera que seamos los garantes de la seguridad de las edificaciones y obras que conforman el medio construido. Nuestra responsabilidad está en ser los autores de edificaciones “honestas” que no escondan con falsos plafones, recubrimientos y fachadas espectaculares, aquellos defectos de la estructura cuya patología pudo ser controlada en el proceso de diseño o en la construcción.

Un aspecto primordial como es el de la vivienda, exige estar conscientes de su significado para el desarrollo de la sociedad. Es una necesidad sentida de nuestra población, que debe ir en paralelo a un proceso de educación de la sociedad civil, que le permita incorporarse a la tarea de superar la precariedad del medio construido. No estamos hablando de una participación para remodelar los barrios, o para maquillar lo existente, lo que a la larga no servirá más que para consolidar la precariedad; estamos pensando en la organización de la sociedad para rescatar la dignidad de la gente, incorporándola a la ciudad o al campo, sin perder sus valores culturales, pero sobre todo respetando el derecho más preciado para el hombre: la vida. Para ello hay que garantizar la seguridad de la vivienda y en general del hábitat, ante derrumbes, lluvias torrenciales, huracanes, terremotos y acciones de vandalismo así como preservar los valores estéticos y de confort que se exigen en una correcta práctica constructiva.

Seria apropiado organizar equipos de trabajo, donde participen los organismos (públicos y privados) y los expertos en la materia de prevención, mitigación, asistencia, reconstrucción o construcción del hábitat digno, que se ajuste a la realidad de nuestras regiones. El compromiso con la sociedad debe tener como marco de referencia la responsabilidad compartida entre quienes hacen las normas y reglamentos, las autoridades que las aprueban y les dan carácter legal, los propietarios, arquitectos, ingenieros de suelos, geólogos ingenieros estructurales, ingenieros inspectores y constructores, quienes son los que contribuyen de una manera u otra a conformar las características de la edificación y por lo tanto, ello será lo que determinará su comportamiento futuro.

Nuestro compromiso es ser útiles a la mayoría de la población que justicia social reclama.

Ing. José Adolfo Peña U.
otipjapu@gmail.com

Caracas, 05 de octubre de 2015.

Leyenda de fotos:
1. Viviendas en barrios de Caracas. Foto archivo OTIP.
2. Catuche (Caracas), diciembre de 1999. Foto archivo OTIP.
3. Terremoto de Caracas, 1967. Foto tomada de http://4.bp.blogspot.com/-H7YNzV2A7Mc/T1z0e1iWioI/AAAAAAAAAAM/o4JnK1ohfUE/s1600/sismo.jpg

2 thoughts on “Hoy se da inicio al Mes del Hábitat: octubre 2015

  1. Excelente recordatorio del deber ser, basado en el conocimiento inter-disciplinario (unitario o de conjunto), acatamiento a las normas para el diseño y el calculo, y sobre todo en los procesos constructivos.
    A la hora de un movimiento sísmico de cierta magnitud, todos estamos expuestos, pero es probable que las construcciones con más riesgo de afectación o vulnerabilidad serían:
    Primero, el drama levantado en las zonas de menos recursos; es aquí, por ser en la mayoría de los casos un proceso social espontáneo, lleno de sacrificios del colectivo, debe intervenir la orientación, ayuda e intervención del Estado.
    Segundo, las construcciones formales que no han acatado las normas en forma rigurosa; lo cual implica una revisable responsabilidad profesional individual.

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