Harry Abend, presente de un pasado continuo

Venezuela ha sido tierra de artistas desde el período prehispánico hasta el tiempo presente. A lo largo de nuestra historia muchas han sido las ciudades que les vieron nacer y dejar huella. Decenas de calles y edificaciones poseen intervenciones artísticas y monumentos notables; tal vez miles de viviendas, oficinas y espacios funcionales muestran obras de diversas dimensiones y extraordinarias técnicas, algunas de ellas en verdad grandiosas. Es sorprendente el número de esas obras y objetos de arte existentes, son al día de hoy viva representación de los hitos culturales y los movimientos sociales. Admirable continuidad de elocuentes siglos y no menos admirable variedad de legado histórico, estilos artísticos, arquitectura y urbanismo, técnicas de construcción, géneros religiosos, actuaciones civiles, militares y privadas, y muy por encima de todo expresión humana.

Sin entrar en detalles, en todo el siglo XX, debemos reconocer méritos y valorar el trabajo realizado por muchos, allí encontramos cientos de artistas de gran talento, nacionales y extranjeros que han enriquecido esta tradición venezolana. Algunos han merecido reconocimiento internacional y otros, de notables virtudes nos maravillan con logros y galardones alcanzados en el ámbito nacional. Entre los extranjeros, uno de los más destacados es Harry Abend. Quien llegó a Venezuela en 1948, con solo once años de edad, procedente de su nativa Polonia. Se hizo un venezolano más, siempre agradecido; apreció y reconoció en ésta su nación más querida, en ella creció desarrollando su talento, creatividad, profesionalismo y logros, familia y amistades, éxitos y reveses. Hoy considerado uno de los mejores artistas plásticos contemporáneos venezolanos de los recientes 50 años.

La práctica de Harry Abend es muy extensa, existe obra en varios materiales y en diversas técnicas: escultura, arquitectura, dibujo, serigrafía, xilografía, orfebrería, entre decenas de cuadernos donde apreciamos bocetos, dibujos, retratos, proyectos, imágenes e ilustraciones. La escultura es la técnica más difundida, la destreza más estudiada, la labor más extensiva tanto en materiales como en dimensiones. Desde la escala urbana, pasando por la arquitectura civil, los espacios internos y externos, en edificios públicos, privados y religiosos; hasta llegar a la orfebrería. Madera, bronce, hierro, cemento armado y metales preciosos, sin contar los materiales experimentales. Sus esculturas son volúmenes que renuncian al arte clasicista estableciendo pautas propias para un visible arte moderno inspirado en las lecciones de los clásicos: orden, medida y proporción.

Reitero mi afinidad por las esculturas de Harry, me seducen, son comunicativas, ante ellas siento una atracción compartida, parte afectiva y parte racional. Algo que también experimentó con ciertas obras musicales, algunos poemas y objetos industriales. Entre los volúmenes y las formas es evidente la lectura del gesto arquitectónico del autor, la solidez, el ritmo, la geometría, las proporciones, todas, son para ser contempladas y vividas. Recuerdo algunas ocasiones conversando sobre la definición de su obra, Harry, siempre se reconocía como creador de proyectos, fuesen esculturas u obra bidimensional. Ejercicios donde todos los planteamientos artísticos partían de la materia como estructura transformable, donde el resultado debería de ser equilibrado, razonado y geométrico, fuera un objeto ornamental o utilitario, una gráfica o un dibujo. Es materia vuelta forma y forma vuelto pensamiento. Experiencia y conocimiento. Autor y oficio funcionan como vasos comunicantes: la práctica artística se sustenta en su arquitectura y ambas en su propio pensamiento.

La afinidad con la obra de Harry se ha logrado en el trayecto del tiempo. Ambas partes hemos aprendido paso a paso, tras años de relación, en secuencia de encuentros y recorridos. En 1988, aquellas esculturas expuestas en la Galería de Arte Nacional, Caracas; significaron mi primera aproximación a una experiencia plástica que trasciende al tiempo presente. Hasta entonces ninguna escultura había producido la experiencia comunicativa y el efecto envolvente que experimenté ante la presencia de aquellos volúmenes y su escala. Los años han ensamblado una relación de ida y vuelta, de ánimos y entereza, de reciprocidad y respeto, de afecto y profesionalismo, entre amigos y colegas.

Siendo estudiante de arquitectura varios fueron los talentos artísticos que por suerte marcaron mi formación. Maestros inolvidables a quienes honro por el trato recibido y conocimiento brindado: Oswaldo Subero, Omar Carreño, Edgar Sánchez y desde luego Harry Abend. De aquellos años recuerdo especialmente el trabajo realizado sobre el estudio y análisis de las fachadas del Teatro Teresa Carreño. La obra más monumental de Harry Abend. Tal vez una de las mayores esculturas –en metros cuadrados de superficie- del arte contemporáneo del planeta. En años posteriores se convirtió en tema reiterado de conversación, el maestro siempre encontraba un nuevo detalle que comentar y yo, el eterno interlocutor, complacido, atento, perceptivo, agradecido.

La obra escultórica del Complejo Cultural Teatro Teresa Carreño signó el binomio entre la teoría y la práctica con el uso del concreto para piezas futuras. La imponente escultura que reviste las fachadas del edificio goza de impecable integridad arquitectónica. Una variedad de escultura constructiva utilizada como el recurso que permitió el orden y estableció la coherencia adecuada dentro del conjunto arquitectónico y su contexto urbano. Mediante el ritmo que generan infinidad de pequeños espacios que modulan la luz con el trascurrir de las horas, se estimula y renueva la capacidad perceptiva en el espectador.

Desde la idea, pasando por el proyecto, la producción, hasta la instalación, Harry manejó a total capacidad los conceptos de serialidad y repetición. A partir de este recurso logra en la escultura constructiva un efecto de resonancia y de cualidad estética, representando imágenes tipo que se repiten innumerables veces para crear otra definitiva, que fragmentada responde simultáneamente, a la visión única y totalizadora de las fachadas del Complejo Cultural, mostrando una realidad rigurosamente articulada, construida, además de estructurada, que califica el virtuoso empleo del concreto armado como material escultórico de identidad artística.

La historia continuaría su ritmo gradual, la secuencia de encuentros y recorridos permitiría conocer a la persona, seguir al colega, trabajar junto al artista, aprender del maestro y empatizar con un ser humano excepcional. Afición y ejercicio profesional en los que, las oportunidades del destino me sorprenderán para dar ocasión al entendimiento y la sensibilidad, el saber y el sentir, al trabajo en equipo, a la integración artista y curador. Así, desde esa perspectiva las museografías con obra de Harry Abend obligaron a sentir y pensar el espacio de manera distinta. Llevaron a una mayor precisión sobre el lugar, en cualquier contexto. Las exposiciones individuales se convirtieron en extraordinarios ejercicios museales. La obra vuelta forma, la forma transformando el espacio y el espacio transformado en lugar de contemplación.


Fachada del Teatro Teresa Carreño. Foto tomada de https://www.nmidigital.com/harry-abend-dejo-una-huella-imperecedera-en-la-kehila/harry-abend-teresa-carreno-gbg-arts/

En 2012 contemplamos Harry Abend, obra sobre papel. Retrospectiva realizada en el Museo Kern, Unión Israelita de Caracas, Venezuela. Más de treinta piezas entre obra bidimensional, escultórica y dos maquetas. Una selecta muestra de trabajos que dejan ver la contínua versatilidad de planteamientos plásticos en el estudio y la representación de la forma y el espacio. Como elementos base, como tema, como concepto. Los papeles expuestos manifiestan una trayectoria que tiene características muy concretas y en las que se repiten esquemas que, partiendo prácticamente de la nada, formarán un cuerpo que luego automáticamente irá moldeando la trayectoria del artista.

Bajo una disciplina como la que Harry se impone a sí mismo, para calibrar y comprobar su labor diaria, realizamos la inolvidable selección de obras. Días de revisión, observación, cuestionamiento y total aprendizaje arrojaron una lista definitiva. El objetivo planteado fue cubierto y además, logramos definir el esquema final en que la museografía convertiría el espacio museal en un recorrido ascendente y constante, “de fuerza y de vigor”, como el mismo artista manifestó en momento oportuno. En exposición más de treinta años de trayecto artístico donde lo cronológico sería una lectura paralela.

El resultado museal de Harry Abend, obra sobre papel, está muy lejos de ser una composición plana y segmentada. El ejercicio museográfico demostró que la aceptación de cualquier forma precisa –bidimensional y escultórica- en los espacios expositivos, no es ajena a las tendencias de la plástica contemporánea. La exposición marcó un corte en la vida del artista, para ambos significó una experiencia sin precedente. Lo más importante a destacar en esta muestra de 2012 es: la pluralidad técnica, el recorrido histórico y la fulgurante afirmación de este otro camino de un arquitecto hacia su total destino de artista plástico y de notable creador.

Es importante afirmar que, para nuestro amigo artista los dibujos siempre representan individualidades, poseen un tiempo, tienen su propia naturaleza frente a sus otras propuestas plásticas. Lo bidimensional mantiene importantes parentescos con las esculturas, los relieves, la orfebrería y hasta con sus instalaciones. La sobriedad junto a la pluralidad en las composiciones planas coloca de manifiesto una particular sensibilidad al observar detenidamente el temperamento del trazo, la ausencia de colores, la fuerza de las líneas y el carácter de lo representado.

Bajo tal afirmación el 2014 lo marcó una experiencia inolvidable. La exposición individual Gesto esencial, dibujos y grabados. Un excepcional conjunto de obras reunidas en la Fundación Gabinete del Dibujo y de la Estampa de Valencia. Obras realizadas entre Londres y Caracas. Para Harry Abend los sesenta, setenta y ochenta, fueron años de intensa creación dibujística. Caracterizados en la preferencia concedida al trazo como expresión volumétrica, a la expresión de planos superpuestos, a la formación de rasgos geométricos y a la importancia otorgada al color negro como coloración única de representación.

En este caso, ser curador me permitió recrear una ciudad de Londres y una Caracas que jamás imaginaría. Fue fascinante escuchar de su propia boca, momentos, lugares y situaciones vividas al tiempo que se dibujaban aquellos papeles. En los días que pasamos seleccionando obras, recorrió kilómetros y recordó lugares olvidados que venían a su memoria al ver nuevamente aquellos dibujos, guardados por décadas en gavetas. Instantes inolvidables, oír al maestro entusiasmado: “…vivía alquilado en Londres… yo dibujaba el espacio vacío, allí donde vivía, a partir de las líneas”, “…hacia tanto frío que dibujaba para calentarme, el creyón de óleo pastel, es estupendo para dibujar, se desliza, es rápido”. Revisamos decenas de dibujos y contemple en aquellos trazos su pulso y su gesto creador: “…mira JF, los ves, objetos, figuras, formas, cosas, más cosas”.

En definitiva la exposición mostró obras de un determinante carácter expresivo, más oscuras, realizadas en trazos rápidos, simples y estrictamente negros. Caracterizadas por una simbología que alude a la fragilidad de la vida junto a los sentimientos que habitan al ser humano en determinados momentos de su estancia lejos de casa. Gestualidad vigorosa, crudeza en la técnica, uso persistente del color negro sobre fondo blanco, composición sobria, austeridad de elementos y total ausencia de figuras se aprecian en las obras de esta época, que sirven a Harry Abend para mostrar signos de seguridad y creación sobre lo realizado.

Harry Abend desde siempre transitó entre el arte y el diseño. Lo vemos en su primer reconocimiento en 1963, al ganar el Premio Nacional de Escultura en el XXIV Salón Anual de Arte Venezolano. Desde entonces su obra es una permanente demostración de esa actitud desafiante que voluntariamente asumió, al escoger una vía que parecía conducir al lugar incierto; pero que él, a sabiendas de ello, la recorre, porque entiende que en ese largo periplo por transitar aprenderá una necesaria e imborrable lección para su conducta de artista plástico.

A Harry Abend, igual que a Brancusi, a Jorge Oteiza y a Edgar Negret, le interesó sobre todo el hecho compositivo, como centro y motor de toda realización artística. En la obra escultórica de estos insignes maestros existen dos elementos notables que inician la operación creadora: el espacio y la forma. En paralelo concurren la originalidad y el material. Razonablemente en sucesivos términos se valoran la geometría y el concepto de estructura, tomados sobre las ideas propias del momento en que materializan la creación. Durante el proceso creativo toman relevancia, el contexto y la intención que la propia obra lleve en el emplazamiento final. Cualquiera sea la intención, el destino y su presentación, en la arquitectura, en lo urbano, lo doméstico, lo comercial, lo cultural, lo social, lo público o lo privado, museo, galería o colección.

Escribir sobre Harry Abend, hoy en el 2021, me remonta a muchas experiencias compartidas, a conversaciones, encuentros, vivencias y gratos recuerdos. Nuestro artista ha ganado premios, condecoraciones, méritos y reconocimientos. Arquitecto, artista, orfebre, su obra completa está repleta de confluencias, entre recursos y experiencias plásticas. Sorprende por su aparente simplicidad, y es ahí donde reside el misterio, el genio y la modernidad de los llamados artistas artesanos. Quizás sólo de esta manera y en esta dirección, enmarcada en el trabajo inquieto y disciplinado, alcanza la escultura de nuestro artista a compararse con una sabiduría. Su aporte a la escultura venezolana contemporánea es fundamental. La obra en su conjunto tiene una identidad plástica, una propiedad expresiva y una importancia para el país que no tiene discusión alguna.

El desinterés y la generosidad que le honran como artista plástico y como persona, me permitieron desarrollar una labor curatorial e investigativa de fiel gratitud, fundamentadas en mi aprecio al artista y la perdurable admiración a su obra. He citado solo dos experiencias memorables, entre muchas situaciones y momentos vividos que perdurarán en mí por tiempo indefinido. Con el pasar de los años estoy verdaderamente convencido que las acciones y las experiencias están basadas en una creencia, que suscribo plenamente, hacer el bien, mantener el diálogo con la naturaleza, compartir la cultura y vivir la creación artística, transforman y mejoran cualquier sociedad donde quiera se encuentre, cualquiera sea su tiempo.

Con este breve escrito celebramos a Harry Abend, pero al mismo tiempo quiero que sirva como un testigo más de la devoción de algunas personas, colegas, críticos, galeristas, amigos y familiares, vinculados a la obra y al hombre, nacidos en Venezuela y en tierras lejanas que, sin importar los límites, encontraron en el artista una luz permanente, un creador innato que día tras día se cuestionó para hallar respuestas, afanado en conseguir espléndidas soluciones espaciales, precisas, formales, sensibles y, magnánimas. Un artista integral, que jugó con la materia sin abandonar su profesión, para construir un diálogo con el contexto. En un presente que será pasado continuo. En honor a su memoria, en preservación a su legado. Amigo, para siempre, gracias.

José Francisco Cantón y Fernández
Arquitecto FAUUCV.
Ciudad de Ourense, España. Febrero 2021 / 5781
Deus Providentia.
josecantonfernandez@gmail.com

Las fotos corresponden a la exposición Harry Abend: Obra sobre papel. Retrospectiva año 2012. Museo Kern, Unión Israelita de Caracas.