Carta abierta al profesor Juan José Pérez Rancel

Estimado y respetado Prof. Juan José Pérez Rancel, amigo

He leído con mucho detenimiento su comunicación circulada por la red, titulada BLACK -OUT en la FAU y no pude satisfacer su pedido de que no nos diésemos por aludidos ante lo que Ud. mismo califica de “agresividad”, con demanda de perdones incluida. Y, francamente, he llegado a la conclusión de que la misma está atravesada por una evidente contradicción; porque, ciertamente, esa denominación con la cual Ud. de manera desproporcionada, pretende calificar los esfuerzos que hemos hecho por mantener abierta y activa la FAU y la UCV, es aplicable con exactitud a su propia comunicación. Ella es en sí misma un intento por construir un Black-Out, porque pretende ponerle una máscara a lo que ocurre aquí para desvirtuarlo y descalificarlo.

Estimado profesor, la vuelta a clases –sin comillas-, en las circunstancias precarias de los últimos años, y que ahora se agravan al extremo, no le hace un favor al oficialismo, como Ud, lo sugiere; porque el régimen se frotaría las manos si aquí cerramos puertas para irnos a la calle. Esa “bandejita de plata” no pasaría desapercibida, ni sería desaprovechada por este elenco del poder absoluto, dado sus claros objetivos de ver liquidada a la Universidad Autónoma venezolana. Se pueden hacer las dos cosas y es necesario hacer más de tres. El panorama que nos acogota es tan complicado que merece crear estrategias mucho más complejas que la de “dejemos esto y vamos a la calle”. No, hay que hacer esto, aquello y lo otro también. En mis tiempos de estudiante, cuando se luchaba por más democracia, contra un gobierno que no era tanto, teníamos un lema que bien vale hoy: “ESTUDIAR Y LUCHAR”: No era lo uno o lo otro, eran ambas cosas. Y ante el valor de los compromisos y consciencia, cada quien asumía su responsabilidad.

La vuelta a clases –de nuevo sin comillas-, en las circunstancias que sean, no puede ser considerado como un acto indigno, tal como Ud lo califica. No existe un acto humano más digno y hermoso que intentar enseñar y aprender, al otro y del otro, al mismo tiempo; sean cuales fueren las circunstancias –insisto-. Aquí no se ha hecho ni se hará, jamás, caso omiso de lo que está pasando en la calle. La crueldad de este régimen ante la incuestionablemente valerosa actitud de nuestros estudiantes es un acontecimiento inocultable que nos conmueve y merece nuestra conciencia y coraje activos las 24 horas del día de todos los días. Creer lo contrario es desvalorizar la misión ciudadana de profesores y estudiantes, distorsionando y confundiendo el sentido de sus acciones en este tiempo. Usted se equivoca cuando pretende hacer esto; o sea, hace Black-Out.

Aquí no hay estudiantes, profesores, ni trabajadores con gríngolas; no hay un miembro de esta comunidad que haya hablado de “situación normal”, ni de clases “normalitas”, no. Porque el propósito concertado ha sido desplegar esfuerzos para restablecer un nivel de actividad posible, que permita mantener vivo este escenario de lucha, tan importante como la calle –conscientes de que se trata de una suerte de contingencia latente-, y crear las posibilidades de mantener espacios de reflexión, de intercambio, de contrastación de posturas, de concertación de acciones y de respeto a la diversificación de las mismas; y de aprendizajes de otras cosas propias de la disciplina. En este discurrir interno es donde se fortalecen las actitudes, el pensamiento, los argumentos y la razón para actuar sin flaquezas y con la dignidad del ser universitario en el escenario de la academia; pero también, en otros que forman parte de nuestro complejo ejercicio ciudadano, siempre agregándole el plus que la situación demanda: las asociaciones de vecinos, el entorno familiar, los colegios profesionales, las comunidades educativas, las colas en el automercado, el banco, o el teatro y otros; porque este asunto no se resuelve solo con acciones de calle, propiamente dichas.

Estimado Profesor, amigo ¿Ud realmente cree que aquí tenemos colegas “prestados a una farsa”, como Ud. lo expresa? ¿Qué nuestros chamos del CEA y toda la organización de delegados que han creado, están “neutralizados”, al igual que el “50%” del resto de los estudiantes? (Numero, por cierto, imaginario, al igual que las colas para retiro de asignaturas en Control de Estudios). Creer lo primero es una desconsideración con nuestros compañeros, por decir lo menos; y lo segundo, una visión contradicha por la realidad. Yo, en cambio, estoy totalmente convencido de lo contrario; pues, por un lado, creo en mis compañeros y los respeto ante todo, Usted incluido, por supuesto. Y en lo que a los muchachos se refiere, puedo afirmar, con toda responsabilidad, que no ha habido en mucho tiempo en la FAU un grupo de estudiantes organizados más conscientes, comprometidos, con capacidad de iniciativa y activos que los dirigentes actuales. Ellos se seguirán formando como ciudadanos universitarios integrales, a pesar de las circunstancias y de nosotros mismos como profesores; porque no depende solo de nuestra intervención.

No es este un espacio para detallar la cantidad de reuniones, formales e informales, encuentros, debates, documentos elaborados individualmente por profesores y estudiantes, por grupos de profesores y por grupos de estudiantes, por instancias académicas, por el Consejo de Facultad y Consejos de otras Facultades, por nuestro COCOA, por el Consejo Universitario, por la APUCV, por la FCU. Al igual que importantes acciones y gestiones –en número y calidad- que desde diferentes entidades internas y actores, se han producido en reconocimiento, solidaridad, defensa y apoyo efectivo a los estudiantes que han asumido, con la responsabilidad de su ciudadanía universitaria, la lucha puertas afuera por un mejor país y un futuro digno, a quienes se ha violado criminalmente sus derechos humanos, por todos los organismos del Estado que deberían garantizarlos. Lo que hemos hecho nunca será suficiente. Pero ¿No es eso una demostración fehaciente que tenemos miradas puestas hacia adentro y hacia la calle? ¿Y que ello ha sido posible porque mantenemos activa, a toda costa, la FAU y la UCV?

Profesor, amigo, cuando Ud nos pide que le pasemos por encima a su autoadjetivada “agresividad” y que no nos sintamos aludidos, está pidiendo –ni más ni menos- que hagamos un BLACK-OUT a su carta. Y cuando anuncia la realización de una marcha convocada por FAPUV y APUCV en solidaridad con los estudiantes venezolanos, expresando su deseo de que “ojalá podamos hacer ese poquito por ellos” y por alguna razón, respetable y seguramente justificada, no asiste a la misma, se está haciendo BLACK-OUT usted mismo. Yo no lo cuestiono por ello. En cambio, algunos profesores de los que Ud. considera “incorporados a esta farsa”, nos incorporamos también a la marcha; o sea, hicimos “el poquito” aludido por Ud. Por eso digo que la situación es muchísima más compleja de lo que imaginamos.

Es evidente, tal como Ud. lo asegura, que no hay “normalidad” en la UCV y la FAU. Yo supongo que en su año sabático tampoco la hay. Lo que sí hay aquí es una comunidad informada, que debate, consciente, totalmente activa con iniciativas hacia lo interno y hacia la calle. Cuyos miembros, sobre el fundamento de su propia consciencia, eligen con responsabilidad, y sin que nadie los empuje, las trincheras desde las cuales quieren desplegar su lucha por el país, por todos los venezolanos y por la Universidad, para corresponder al trascendente rol que, como institución indeleble, le ha tocado desempeñar en casi tres siglos de existencia.

Con estima y respeto

Luis Millán

PD: No pretendo establecer una diatriba sobre estos temas con Ud. Solo, motus propio, estoy ejerciendo mi derecho a réplica como miembro de la comunidad académica de la FAU

 

Comunicación enviada por el Director de la Escuela de Arquitectura, Arq. Gustavo Izaguirre, el lunes 26 de mayo de 2014.
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