26 de agosto de 1945: fecha fundacional de la Caracas Moderna

En una publicación especial, editada en 1957 para celebrar los 390 años de la fundación de Caracas, el destacado ensayista Mariano Picón Salas escribió: “La nueva Caracas que comenzó a edificarse a partir de 1945 es hija –no sabemos todavía si amorosa o cruel- de las palas mecánicas” (1). La primogénita de esa violenta concepción de palas mecánicas pariendo ciudad sería la Reurbanización El Silencio, la cual arriba a los 74 años de su nacimiento urbano. El contrapunto sugerido por Picón Salas a esa concepción urbana lo expresa más adelante al señalar: “El primer símbolo de esa transformación fue una inmensa bola de acero que se mostraba a los caraqueños y que en dos o tres enviones convertía en miserable polvo o suelta arcilla arquitecturas entonces tan celebradas como el Pasaje Junín o el hotel Majestic”.

La acertiva imagen de parto dual, amoroso y cruel, sugerida por Picón Salas puede ser complementada por las fotografías que se conservan de esas dos “arquitecturas celebradas” antes y durante su proceso de demolición. Las más conocidas nos muestran las ruinas de un hotel Majestic acompañadas por el desnarizamiento del Teatro Municipal, otras menos conocidas nos muestran un edificio comercial: el Pasaje Junín, el cual había sido levantado unos pocos años antes en 1942 y, en apenas tres años, cae producto de esa lucha titánica entre palas mecánicas y bolas de acero que escenifican el parto de una nueva ciudad que se abre a la modernidad.

Demolición Hotel Majestic. 1949

Esa nueva ciudad que descubría Picón Salas, y de la cual dudaba de su carácter amoroso o cruel, en efecto nos ha legado los gestos amorosos que el propio Villanueva describe al destacar los orígenes de la acción urbana inaugurada aquel 26 de agosto de 1945: “El barrio El Silencio, uno de los más antiguos de la capital, comenzaba a constituir un peligro para la salubridad y la moral públicas. Situado en la encrucijada de dos vías principales de acceso a la ciudad, impedía toda circulación por el dédalo de sus estrechas callejuelas, hormigueantes de una población bulliciosa encerrada en habitaciones insalubres, adosadas a los flancos de la colina de El Calvario. El plan director de urbanismo había hecho de ese barrio el punto de partida de todo un moderno sistema urbano, cuya avenida central estaba dedicada al Libertador Simón Bolívar. Pero se necesitaba emprender su reurbanización, no obstante las considerables dificultades técnicas que presentaba una quebrada profunda situada en la propia mitad del islote insalubre, y la oposición habitual de una parte de los propietarios, frecuentemente contrarios al menor cambio por causa de los intereses creados. Sin embargo, la demolición de la zona se comenzó el 4 de enero de 1943, con el primer golpe de pico, dado en acto solemne por el General Isaías Medina Angarita, Presidente de la República en dicha época, y quien, primero con el apoyo de la prensa y luego con el de toda la opinión pública, no cesó desde entonces de activar los trabajos”. (2)

Demolición Pasaje Junín

La indudable operación amorosa de la concepción de la Reurbanización El Silencio descrita por Villanueva, se verá acompañada de la operación dolorosa que significó ver desaparecer no solo aquellas dos “arquitecturas celebradas” destacadas por Picón Salas, sino todo un eje urbano construido por siglos: la Calle del Comercio. En efecto con El Silencio nace el eje Oeste-Este que marcará el crecimiento de la ciudad moderna, opuesto al eje Norte-Sur heredado desde la paulatina construcción de la ciudad vinculada a su relación con el mar a través de la puerta Norte: la Puerta de Caracas. De ese pretérito eje Norte-Sur hoy solo queda como patrimonio inmaterial la denominación de algunas esquinas, lo cual nos refiere al activo rol integrador que cumplía el comercio y las diversas tipologías acompañantes como activadores de la vida urbana en la ciudad heredada.

La Calle del Comercio arrancaba al Norte, en la trama tradicional de la ciudad, de la Esquina Caja de Agua cercana al camino a la mar de La Pastora y remataba al Sur en la Esquina San Pablo, hoy Esquina del Municipal. Esta Calle del Comercio también fue conocida como Calle de Mercaderes, denominación de la cual queda como testimonio la Esquina Mercaderes descrita por Carmen Clemente Travieso: “Algunos cronistas refieren que en esa calle de Mercaderes -que luego se llamó calle del Comercio- bullía la afluencia de público y tenía un gran movimiento por encontrarse en ella bancos, casas hipotecarias en embrión, negocios y comercios de toda clase” (3). En efecto allí funcionó una de las primeras instalaciones hoteleras de la capital: la Posada León de Oro, luego denominada Gran Hotel Caracas, ubicada en la esquina de Mercaderes donde hoy existe un centro comercial que sustituye el desaparecido Cine Ávila. También de Mercaderes a San Pablo existió el desaparecido Pasaje Junín, edificación comercial descrita por Picón Salas, el cual se erguía con su fachada decorada por titanes indefensos ante la fuerza demoledora de la modernidad, dando paso a la construcción del Centro Simón Bolívar, símbolo iconográfico de los nuevos aires de “la más demoníaca ciudad del Caribe” según Picón Salas.

Para cerrar esta crónica que recuerda el gesto amoroso que significó para nuestra ciudad la inauguración de la Reurbanización El Silencio, destacaré este otro recuerdo de un texto leído que tuve en mis manos y que al no saber el destino final de dicho texto, y por tanto no tener la evidencia, lo refiero como posible “leyenda urbana”. En una de las sesiones donde se discutía la estrategia para continuar la construcción de la Avenida Bolívar, luego de la inauguración de El Silencio, se le pidió a Carlos Raúl Villanueva su opinión y él dijo: “creo que se debería desplazar una manzana hacia el Este la construcción del Centro Simón Bolívar, esta acción permitiría preservar integralmente el Teatro Municipal y su plaza, un valioso patrimonio que se debe conservar”. Esta opinión de Villanueva que recuerdo haber leído en un libro de actas de la Sociedad Venezolana de Arquitectos, desde luego no fue reconocida, pero honra la memoria de nuestro insigne arquitecto ya que hubiera permitido preservar tanto el Teatro y su entorno como el eje Norte-Sur que marcó la ciudad heredada desde tiempos coloniales a través de la Calle del Comercio.

Martin J. Padron
Arquitecto. Profesor Investigador Jubilado Activo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV. Miembro de DOCOMOMO Venezuela. Investigador Jefe del Museo Nacional de Arquitectura MUSARQ
mpadronr@gmail.com
25-08-19

Referencias:
(1) Picón Salas, Mariano “Caracas en cuatro tiempos 1957” publicado en 390 años de Caracas, edición especial a cargo de Ars Publicidad. Caracas, 1957.
(2) Villanueva, Carlos Raúl “Introducción del libro: La Caracas de ayer y de hoy, su arquitectura colonial y la Reurbanización de El Silencio”. Paris, 1950.
(3) Clemente Travieso, Carmen “Las esquinas de Caracas”. Los libros de El Nacional. Caracas, 2001.